Cuando pensamos en los puzles, habitualmente pensamos en un hobby, en una manera de pasar el tiempo y relajarnos. Pero es que, además de divertirnos un rato, también tienen numerosos beneficios para la salud, desde ayudar a los niños en su desarrollo de habilidades o mejorar tu memoria y estado de ánimo, hasta prevenir enfermedades importantes en los mayores.
Si te entusiasma tanto como a nosotros los desafíos que presentan los puzles, a continuación, te contamos algunos beneficios sorprendentes para una persona de la tercera edad.
Un entretenimiento con numerosos beneficios desconocidos
Hacer puzles puede considerarse como un ejercicio completo del cerebro, ya que ejercita tanto el lado derecho, el encargado de la creatividad, emociones y el pensamiento intuitivo, como el izquierdo, responsable de la parte lógica, objetiva y metódica, así como el lóbulo occipital, donde el cerebro conecta los colores y las formas, aumentando por tanto la función cognitiva y previniendo su deterioro.
Para montar un puzle vemos diferentes piezas y debemos ubicarlas dentro de una imagen más grande. Hacer este ejercicio regularmente nos ayuda a mejorar nuestro razonamiento espacial.
Al resolver un puzle, especialmente si las piezas son muy parecidas, es crucial prestar atención a los detalles. Necesitas entrenar tus ojos para encontrar las pequeñas diferencias en los colores o formas que te ayudaran a completar la imagen. La habilidad de captar pequeños detalles nos puede ayudar en todos los aspectos de nuestra vida, especialmente en el trabajo. Cuando somos más detallistas y precisos, la calidad de nuestro trabajo mejora.
Resolver puzles tienen un gran beneficio, y es que aumenta la producción cerebral de dopamina. Este neurotransmisor se encarga de regular el estado de ánimo y el optimismo. También afecta en el aprendizaje, memoria, concentración y la motivación. La dopamina se libera cada vez que hacemos un puzle e incluso cada vez que ponemos una pieza en el lugar adecuado. Esto nos anima a continuar haciéndolos y retándonos a nosotros mismos.
Los investigadores han encontrado una relación entre el número de años que alguien ha estado resolviendo puzles y la probabilidad de que desarrollen Alzheimer. Así que cuanto antes comiences a hacer que los puzles sean una parte habitual de tu vida, mejor. Nunca es demasiado tarde para empezar a proteger tu cerebro.
Esta actividad, por tanto, refuerza las conexiones neuronales y aumenta la generación de nuevas conexiones. Esto aumenta la velocidad mental y los procesos de pensamiento. Cuando ejercitas la parte del cerebro encargada de guardar toda la información relativa al puzle, ayudamos a mantener y mejorar la memoria a corto plazo.
Pensando en los mayores
Las personas mayores, muchas veces se sienten frustradas cuando tratan de montar un puzle para adultos y el gran número de piezas, les bloquea.
En cambio, los puzles más pequeños (aquellos que sí se verían capaces de hacer) tienen ilustraciones infantiles que les generan rechazo y la sensación de que “no son para ellos”.
Para acabar con este problema, algunas empresas han empezado a fabricar puzles con temas no infantiles y, al mismo tiempo, con menor cantidad de piezas. Estos puzles tienen, además, piezas con un tamaño mayor que las convencionales, lo que facilita el poder cogerlas y colocarlas, incluso cuando la persona mayor ya presenta algún problema de pulso o motriz leve.
Los puzles se usan en terapia ocupacional tras lesiones traumáticas en dedos y manos y también tras sufrir lesiones cerebrales en que debamos reeducar el cerebro y mejorar la coordinación con los brazos. En Gerosol Asistencia, empleamos los puzles en las actividades de trabajo que gestionan nuestros terapeutas ocupacionales en las sesiones de estimulación cognitiva en el domicilio de los beneficiarios.
Sonríe cuando algo salga bien, cuando las piezas encajen, cuando completes alguna sección de la imagen, cuando logres montar una de las partes más complejas. Date un pequeño premio, motívate. Bebe un sorbo de tu copa, brinda si estás acompañado/a, toma una onza de chocolate o estira tus brazos. ¡Lo estás logrando!
Por todo ello, no lo dudes ni un minuto, desafía tu mente todos los días. Y si lo haces con un puzle enfrente, mejor. No hay prisa, tómate tu tiempo. Para cuando quieras parar. No hay una fecha en el calendario que indique “tengo que acabar el puzle”. Solo juega, disfruta y concéntrate.