Cuidarse para poder cuidar

Ser cuidador es un trabajo a jornada completa y con muchas horas extras, con el plus añadido de ser un puesto que muchas veces no es reconocido, tanto a efectos económicos como en la gratitud, descanso y apoyo que merecen por prestar un apoyo tan esencial. Fruto de ello, encontramos el siguiente artículo de la web mayormente.com donde vemos datos escalofriantes como que “más de la mitad de dichos cuidadores acaban padeciendo problemas en su salud” como por ejemplo estrés, ansiedad e, incluso, depresión.

Fuente: http://www.anticapitalistes.net/spip.php?article2203

Por esto, creemos que debemos dedicar un espacio a este colectivo que no goza de la repercusión ni del agradecimiento que se han ganado, pero que ni de lejos recibe. A continuación os dejamos un breve post sobre esta figura tan esencial para muchas personas de nuestro país:

La figura del cuidador
Cuidar a una persona en situación de dependencia no es una tarea fácil. Es una labor de humanidad y una expresión de responsabilidad, pero a la vez una fuente de aprendizaje y de crecimiento en muchos sentidos. Exige una serie de condiciones y de habilidades técnicas que se pueden adquirir, pero también, de manera especial, se debe tener una actitud de respeto activo hacia los derechos del otro, además de favorecer el desarrollo de unas determinadas virtudes.

Los cuidadores no profesionales de personas que requieren asistencia son aquellos (familiares o amigos) que prestan a una persona con dependencia los apoyos precisos para satisfacer sus necesidades básicas y aquellas otras carencias derivadas de su condición.
Sin embargo no podemos definir el tiempo de cuidado, ya que en ocasiones solo se trata de un periodo corto, en otras de largos años, o incluso de toda la vida que afectaran lógicamente al entorno del cuidador/a, en concreto a su familia. Por ello, es necesario que las personas que se responsabilicen de los cuidados conozcan todas las herramientas de las que dispone, tanto para el cuidado de la persona afectada, como para su autocuidado. En ocasiones no es así.

La labor de estas personas es invisible para la sociedad y, a menudo, para el propio entorno familiar que dan por hecho que es su obligación. Además, en demasiadas ocasiones, no se repara en la necesidad de repartir las obligaciones de forma equitativa para evitar la sobrecarga del cuidador principal. Entonces, con frecuencia puede aparecer el síndrome del cuidador, un trastorno que se caracteriza por el agotamiento físico y psíquico.

¿Qué conlleva ser cuidador?
Hay que tener en cuenta que la edad media de los cuidadores principales es de 52 años. Por esto, es muy probable que en ellos estén comenzando algunos de los cambios que conlleva el envejecimiento, como disminución de la fuerza muscular. Si a esto se añade el hecho de que están sometidos a un esfuerzo físico mayor que cualquier otra persona a esa edad, no es sorprendente que algunos de esos cambios se aceleren o que aparezcan de forma precoz.
Seguir algunos de los siguientes consejos sería positivo para no sucumbir en el cuidado de la persona que requiere ayuda.

  • Conocer muy bien los cuidados que necesita la persona dependiente.
  • Descansar cada día lo suficiente.
  • Cuidar las amistades de siempre o buscar nuevos amigos.
  • Seguir reservando un espacio para el ocio (leer, caminar…)
  • No olvidar el sentido del humor.

Para poder cuidar a alguien es necesario que se cuiden ellos también. No tienen por qué sentirse culpables por necesitar igualmente cuidados. Al resto de la sociedad cabe preguntar: ¿quién cuida de quienes nos cuidan? Ell@s también tienen derechos, necesidades, sentimientos…

https://www.youtube.com/watch?v=ZioqmDMtkws