03-XII-2017 Día Internacional de las Personas con Discapacidad: Un reto constante.

¿Sabías que…?

Según se desprende del informe elaborado hace dos años por la Fundación Adecco con motivo del Día Internacional de la Discapacidad, el 53% de los españoles admite sentir algún grado de incomodidad al relacionarse con personas con discapacidad, fundamentalmente, por desconocimiento, indiferencia, prejuicios y/o sobreprotección.

La discapacidad es aquella condición bajo la cual ciertas personas presentan alguna deficiencia física, mental, intelectual o sensorial.

La discapacidad existe, ha existido siempre y en las más diversas formas. Desde el año 1992, la Asamblea General de las Naciones Unidas,  instauró que cada 3 de diciembre fuese el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, fecha en que los talentos, contribuciones y capacidades de este colectivo se celebran a nivel mundial. El objetivo es promover una mayor comprensión de los derechos de las personas con discapacidad y movilizar el apoyo a la construcción de una sociedad más inclusiva.

Actualmente hay mil millones de personas en el mundo con discapacidad, de las que cerca de cuatro millones están en España. Estas personas se enfrentan a barreras físicas, sociales, económicas y a actitudes que los excluyen de participar de una forma total y efectiva como miembros iguales en la sociedad.

¿Qué nos sugiere hablar de discapacidad?

Nadie espera o desea que otra persona tenga una discapacidad, sin ser el fin del mundo, es en cambio el  comienzo de una historia que jamás soñaron escribir. Una vez dentro, te darás cuenta que es algo mucho más cercano de lo que creías, descubriendo que la discapacidad es una parte natural de la vida, con la que todos convivimos en diferentes proporciones. El secreto es simple: Aprender a enfocarte en la capacidad.

Cuando oímos la palabra discapacidad es posible que lo primero que nos venga a la mente sea una realidad que nos complica la vida, que nos hace más difícil afrontar los retos que se alzan en nuestro camino y reducen nuestras posibilidades de vivir con plena autonomía.

Esto es cierto, convivir con cualquier discapacidad exige más tiempo y dedicación en las actividades básicas de cada día y en la superación de las innumerables barreras que hemos de afrontar para acceder a la educación, al trabajo, a los servicios de salud, así como para participar en la cultura, el ocio y en cualquier actividad de nuestro barrio o de nuestra ciudad. Sin embargo, si cambiamos de perspectiva, se trata de una realidad que nos ofrece algo muy valioso: nos enseña lo mucho que podemos aprender para crear una sociedad mejor.

Participar por la libertad, desde la discapacidad, puede ser arduo, una cuesta que nos parece imposible de subir, pero es entonces cuando hemos de recordar las sabias palabras de Nelson Mandela: Todo parece imposible hasta que se hace.”

La libertad necesita una sociedad más accesible, más justa, más empática. Una sociedad capaz de reconocer el inmenso valor de la diversidad humana. Pero, sobre todo, la libertad se nutre del valor de muchas personas concretas, de muchas personas con  nombres y apellidos que a diario luchan por hacer realidad sus sueños más nobles.

Las personas con capacidades diferentes somos, hoy en día, mucho más visibles en nuestra sociedad que hace algunas décadas. Antes, a muchos de ellos, se les segregaba y no se le abrían puertas para ser realmente parte de la vida en comunidad. Hoy las cosas han cambiado, muchas personas con diversos tipos de discapacidad trabajamos, estudiamos e incluso algunas forman sus propias familias. Sin embargo, como país estamos lejos de ser una sociedad realmente inclusiva. Si bien existen leyes que promueven la integración, en la práctica aún existen un sin número de barreras que interfieren en dicho proceso. Para ir avanzando en esta dirección son fundamentales dos cosas: crear conciencia ciudadana y seguir elaborando políticas públicas orientadas a promover una inserción real.

En la actualidad, el enfoque de la discapacidad pone el énfasis en la capacidad de adaptación, es decir, en cómo lograr un adecuado ajuste entre las necesidades de la persona y sus capacidades respecto al medio en el que le toca desenvolverse. Por eso la sociedad  tiene una gran responsabilidad y, hoy en día, nadie puede sentir que el tema es ajeno a su vida.

El objetivo final de los días internacionales no debería ser limpiar la conciencia dedicando un día a un colectivo y ya está. El objetivo es totalmente opuesto, recordar a todos que las personas con cualquier tipo de discapacidad vivimos un reto diario, y vamos aún más allá, no se trata de cubrir necesidades o suplir dificultades, sino de desarrollar al máximo las habilidades y potencial de cada uno, pues ninguna discapacidad debe ser un obstáculo para llegar a ser aquello que queremos ser. Y tú, ¿Qué opinas?