Cuidarse…desde los pies

Las extremidades inferiores requieren toda nuestra atención por ser un elemento insustituible para nuestro caminar y nuestro equilibrio, aún más en el caso de personas mayores. Las patologías que los pies sufren aparecen en multitud de personas con independencia de la edad, pero en las personas mayores los efectos suelen ser más graves y la acumulación de enfermedades en estos hace que las medidas preventivas deban extremarse. Por ello, a lo largo del presente articulo hablaremos de la importancia que tiene un buen cuidado de los pies y también sobre nuestro servicio de podología.

Una correcta pisada para evitar lesiones

Pisar bien es importante para nuestra calidad de vida. Independientemente de que seamos mayores o no, pisar de forma incorrecta, al tratarse de un acto que repetimos infinidad de ocasiones, puede acabar causando lesiones. Por eso, es importante realizar un estudio biomecánico de la pisada que nos dará información sobre nuestra forma de caminar y, además, nos permitirá analizar los movimientos que se producen en el cuerpo, durante la marcha, con respecto a la cadera, rodilla o espalda.

La manera en la que pisamos nos engloba en uno de estos tres grupos: pronador, supinador o neutro. Los pronadores son aquellos que al andar apoyan la mayor parte de su peso en la zona interior del pie. Los supinadores, por el contrario, apoyan el exterior de la planta del pie, mientras que los neutros caminan apoyando el peso en el centro del pie. Estas características serán importantes a la hora de escoger calzados adecuados.

Existen tres pilares para cuidar los pies: la higiene, el calzado y los ejercicios destinados para su buen funcionamiento. En el primer caso, es indispensable mantener buenos hábitos de limpieza en esta zona para evitar la proliferación de gérmenes provenientes de la sudoración. Hay que prestar especial atención si se usa calzado cerrado, algo muy habitual, ya que es una de las principales causas de propagación de hongos.

Los zapatos también deben ser escogidos con sumo cuidado, preferiblemente de cuero suave, flexible y que absorba el sudor. En el caso de ser zapatilla de tela, deben ser ligeras y transpirables. En el caso del uso de tacones, se debe tener en cuenta que las plataformas altas deforman la planta del pie y aplastan los dedos, además de aprisionarlos con las puntas estrechas.

Por último, los ejercicios son importantes para la salud de las articulaciones, sobre todo si se camina descalzo por la arena o el agua. Andar de puntillas, rotar los tobillos, coger objetos con los dedos de los pies, mover los dedos uno por uno y hacer rodar una pelota de tenis bajo los pies son otras actividades que sirve de complemento.

Los pies pueden reflejar dolencias en otros puntos del cuerpo

Entre las afecciones más comunes que llegan a los pies con la tercera edad, se encuentran las deformidades en la estructura y la falta de tejido adiposo, lo que lleva a una piel deshidratada que hace que aparezcan diversas lesiones dérmicas y ungueales que pueden ser tratadas por nuestro podólogo. También es habitual presentar problemas en las uñas, que pueden sufrir cambios en su estructura y grosor. Queratopatías, uñas encarnadas, distrofias ungueales o infecciones fúngicas en las uñas, son algunas de las patologías que pueden llegar a sufrir las personas mayores.

El cuidado de los pies en la tercera edad es esencial, y por eso desde el servicio de podología de Gerosol buscamos mejorar, en la medida de lo posible, la salud de los pies de nuestros beneficiarios, ante todo, la prevención de futuras lesiones, sobre todo en pacientes diabéticos.

Como hemos visto, para mejorar la salud de los pies es fundamental tener una buena higiene, utilizar un calzado adecuado, poner plantillas, usar calcetines sin costuras, y, por supuesto, consultas al podólogo de manera regular, en Gerosol lo llevamos a tu domicilio, pide información, sobre nuestras sesiones domiciliarias.