Existen dos medidas en Salud Pública que han tenido un extraordinario impacto en la salud de los ciudadanos del mundo a lo largo de los años: la potabilización del agua y la vacunación. La potabilización todos sabemos qué es, pero nos preguntamos ¿Qué son las vacunas? Durante este artículo trataremos de dar respuesta a esta cuestión y a otras sobre las mismas, poniendo el foco especialmente en las personas mayores y en la situación actual del coronavirus.
Las vacunas constituyen una de las medidas sanitarias que mayor beneficio ha producido y sigue produciendo a la humanidad, previenen enfermedades que antes causaban grandes epidemias, muertes y secuelas. Las vacunas benefician tanto a las personas vacunadas como a las personas no vacunadas y susceptibles que viven en su entorno.
Una pieza clave en la lucha contra las infecciones
Cuando te expones a un virus, comienza la lucha entre ese virus y el sistema inmunitario del organismo, y lamentablemente los virus tienen muchas opciones de ganar. ¿Cómo hacemos para vencerles? De manera resumida, lo que tenemos que hacer es “entrenar” al organismo a responder a la presencia de un cuerpo vírico, de manera que esta respuesta sea más rápida y eficaz. La vacunación consiste por tanto en la exposición de una persona sana a pequeños fragmentos del virus que puedan ser reconocidos por nuestro sistema.
Mediante las vacunas hemos conseguido erradicar la viruela, estamos finalizando la erradicación de la poliomielitis en el mundo, el sarampión ha dejado de ser un problema frecuente en nuestro medio y no tenemos casos de difteria u otras enfermedades.
El sistema inmunitario de un individuo sano proporciona una defensa natural contra las amenazas procedentes del exterior, como los virus y las bacterias. A medida que uno envejece, dicho mecanismo de protección tiende a sufrir un declive en su funcionamiento. Especialmente después de los sesenta años, el organismo es más propenso a padecer infecciones y problemas de salud crónicos.
De todos los padecimientos que aquejan a los mayores, los de tipo respiratorio ocupan el primer lugar de la lista y suponen un riesgo particularmente grande. Además, este tipo de enfermedades suelen ser periódicas y de fácil contagio. Afortunadamente, existe una prevención efectiva para paliar estas molestias, la aplicación de vacunas destinadas a las personas mayores. A continuación, hablaremos de las tres que todo anciano es aconsejable que reciba.
Enfermedades estacionales que requieren actualizar la vacuna
Las personas mayores son propensas a contraer tétanos, principalmente como resultado de una herida o quemadura. Esta enfermedad se caracteriza por desajustes en el sistema nervioso que producen espasmos musculares. En el peor de los casos, este padecimiento de origen bacteriano puede encorvar el cuerpo hacia adelante o hacia atrás y dificultar la respiración. Quienes nacieron antes de 1965 no fueron vacunados contra el tétanos cuando eran pequeños. Así que es importante cerciorarse de que hayan recibido la primera dosis y los refuerzos pertinentes. De lo contrario, es urgente hacerlo.
La gripe estacional representa una amenaza a la salud de las personas mayores. De hecho, es una de las principales causas de hospitalización y de mortalidad en este grupo vulnerable de la población. El motivo es que los síntomas propios del resfriado pueden agravarse, propiciando el desarrollo de enfermedades graves como la bronquitis y la neumonía. Estos riesgos se reducen considerablemente cuando se aplica la vacuna contra la gripe, sobre todo si el invierno está cerca.
Los neumococos son bacterias que pueden ocasionar diversas infecciones. Una de ellas es la meningitis, que afecta a la membrana que protegen la médula espinal y el cerebro. Por otra parte, el virus de la gripe y las bacterias neumocócicas proliferan a bajas temperaturas. Es lógico, pues, que sus ataques sean más recurrentes durante el invierno. Así que es esencial administrar la vacuna correspondiente antes de que comience la temporada más fría del año.
Pues bien, sanidad indica que en el actual contexto epidemiológico es de especial relevancia la prevención de enfermedades respiratorias y de las hospitalizaciones que causan el neumococo y la gripe, que se agravan principalmente en personas mayores y con enfermedades crónicas, los mismos grupos que se ven más afectados por la COVID-19.
Mientras, investigadores en todo el mundo trabajan en una sola dirección: descubrir una o varias vacunas para protegernos contra el nuevo coronavirus y la enfermedad que esta causa, COVID-19. ¿Y cuál es la pieza crucial del rompecabezas? Asegurarse de que sea eficaz para el grupo demográfico que corre más riesgo, los adultos mayores. Además, expertos internacionales han puesto sobre la mesa otra peliaguda cuestión. Cuando la vacuna esté lista, dentro de un año o un año y medio, ¿será el mundo capaz de producir y repartir todas las dosis necesarias?
Como ocurre con todos los medicamentos, existe un riesgo muy pequeño de que ocurra algún problema grave, pero este riesgo es siempre mucho menor que el derivado de contraer la enfermedad.
En Gerosol, creemos que con una sensibilización de las personas mayores y sus familiares en torno al tema de las vacunaciones a edad avanzada no sólo se lograría prevenir enfermedades que por otro lado son evitables, sino una mejora en la calidad de vida en la tercera edad, además teniendo en cuenta que cada año se tiene que hacer frente a decenas de miles de casos que podrían haberse evitado con una debida planificación.
Por tanto, si tienes dudas sobre qué vacunas deben ponerse tus personas mayores, o cuándo deben administrarse cada una, te recomendamos siempre que preguntes a tu médico especialista.