La proporción de personas mayores crece más rápidamente que cualquier otro grupo de edad. La esperanza de vida aumenta, llegando actualmente en nuestro país a los 80 años aproximadamente, lo que viene a justificar el envejecimiento global de la población española. No es fácil llegar a ser mayor. La vida pone por delante muchas situaciones que dificultan vivir con plenitud la llamada tercera edad.
Muchas veces nuestra conciencia en relación con las personas mayores se reduce a pequeños gestos como cederles un asiento. En este caso vemos una acción social tradicional, pero no podemos hablar de una relación social, en cuanto a interacción, que nos permita vincularnos con el otro. Los mayores, como todos, tienen necesidades de expresión y desean realizar una función social útil, que muchas veces como sociedad les negamos.
Mayores en sociedad
La realización del ser social se ve facilitada en diferentes momentos de la vida, como en la niñez y la escolarización, los vínculos familiares, los amigos y las relaciones laborales. Cuando esa tendencia propia de la condición humana de compartir su existencia con sus semejantes se pierde, surge la sensación de estar incompleto y una desazón, que en muchas personas provoca soledad. Esto lo podemos reducir o eliminar.
La mejor definición es la adoptada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que define el envejecimiento activo como “el proceso por el que se optimizan las oportunidades de bienestar físico, mental y social durante toda la vida, con el objetivo de ampliar la esperanza de vida saludable, la productividad y la calidad de vida en la vejez”.
La evolución del cerebro humano parece haber sido impulsada por la complejidad de nuestro mundo social. Nuestra vida en sociedad es la más complicada entre los primates e implica un mayor número de relaciones, tanto es así que la mente está preparada para conocer alrededor de 150 personas. Si sólo interactúas con una o dos personas, puedes no cumplir el objetivo por el cual evolucionamos.
El deterioro cognitivo es la pérdida de funciones cognitivas, específicamente en memoria, atención y velocidad de procesamiento de la información, que se produce con el envejecimiento normal. Este deterioro cognitivo de nuestro cerebro depende tanto de factores fisiológicos como ambientales y está sujeto a una gran variabilidad interindividual.
Maneras de controlar el deterioro cognitivo
Llevar a cabo una rutina regular para conservar un cerebro “en forma” es más importante de lo que nos creemos, así como se entrena para ganar masa muscular o fuerza, se necesita mantener la mente activa, sobre todo cuando envejecemos, para lograr construir una reserva cognitiva que ayude a nuestro cerebro a evitar problemas como el citado anteriormente.
La reserva cognitiva, que es la capacidad cognitiva e intelectual que un individuo ha acumulado a lo largo de su vida gracias a distintas actividades como el estudio, la lectura, los idiomas, etc., marca la diferencia entre unos y otros.
Mejorando las relaciones sociales mejora nuestra salud. El estrés disminuye cuantas más y mejores relaciones sociales se tiene, en casa y fuera de ella. Comunicarse, hablar con los demás, salir de casa, participar en actividades, beneficia el sistema cardiovascular, el sistema inmunitario y sobre todo reduce el deterioro cognitivo.
Cuidar el cerebro y ponerle atención es la mejor forma de mantenerlo saludable y detener su deterioro. No importa si ya se es mayor o si ya existe un leve deterioro de la memoria, siempre es posible fortalecer tu cerebro siguiendo algunas de estas recomendaciones:
- Nutrirse. Mantener una dieta baja en sal y en grasas saturadas, ingerir muchas frutas y vegetales.
- Dormir, dormir y dormir. La falta de sueño altera la regulación natural de los ciclos y de los procesos restaurativos del sistema nervioso central.
- Hacer ejercicio. Ejercitar mínimo 30 minutos cada día.
- Reta a la mente. Nunca es tarde para aprender.
- Pensamiento crítico. Hablar con alguien y debatir los distintos puntos de vista que cada uno tenga.
- Usa mente y cuerpo simultáneamente. Bailar es, por ejemplo, una actividad perfecta para ello.
- Concentrarse. Las interrupciones y cambios de actividad constantes interfieren con la memoria a corto y medio plazo ya que, los cerebros maduros tienen mayor dificultad para cambiar entre una y otra tarea, poner atención y concentrarse es la mejor recomendación.
Todos necesitamos una razón para comenzar cada mañana. Sentir que la vida tiene un significado y que uno mismo tiene el control de ello, facilita las emociones y actitudes positivas. Debemos ayudar a nuestros mayores a mantener sus amistades y a crear otras nuevas, con quien puedan compartir aficiones y experiencias. Gracias a ello conseguirán estar más felices, aumentar su independencia y mejorar habilidades sociales.
Fuente: http://www.infosalus.com/mayores/noticia-ser-socialmente-activo-reduce-riesgo-presentar-deterioro-cognitivo-20170130175318.html