Cuando nos referimos al concepto de salud, debemos englobar tanto la salud física como la mental. Ambas sufren cambios durante nuestra vida y, como nuestro cuerpo, nuestra mente se puede sentir mal. De hecho, los problemas de salud mental son más comunes de lo que se piensa, ya que se estima que una de cada cuatro personas los sufre a lo largo de la vida y los efectos son tan reales como un brazo roto, a pesar de que no haya una escayola o un cabestrillo que lo demuestren.
¿Cuál es la diferencia entre la salud mental normal y los trastornos mentales? A veces, la respuesta es clara, pero a menudo la distinción no es tan obvia. Por ejemplo, si tienes miedo de dar un discurso en público, ¿significa que tienes un trastorno de salud mental o un caso de nervios lógicos? ¿En qué punto la timidez se convierte en un caso de fobia social?
Una sintomatología estigmatizada y oculta
La salud mental incluye nuestro bienestar emocional, psicológico y social, y afecta la forma en que pensamos, sentimos y actuamos cuando enfrentamos a la vida. También ayuda a determinar cómo manejamos el estrés, nos relacionamos con los demás y tomamos decisiones. La salud mental es importante en todas las etapas de la vida, incluso a medida que envejecemos.
Las causas de enfermedades mentales pueden ser de distinta naturaleza. Entre las más comunes se encuentra el pasar por una experiencia traumática, estar sometido a situaciones de estrés o accidentes que hayan tenido lugar en nuestro lugar de trabajo. También encontramos otro tipo de causantes, como en el caso del trastorno bipolar o la esquizofrenia, que se encuentra en la propia mente de la persona.
Algunas de estas enfermedades, como ocurre con la depresión, presentan una sintomatología consistente en cansancio y falta de energía o pensamientos negativos que, dependiendo de la intensidad con la que se manifieste, puede ser reconocido por la Seguridad Social como motivo de incapacidad permanente.
Cuando la gravedad del trastorno incapacita a un individuo es necesario nombrar a una persona para que sea su representante legal en todos los actos donde sea necesario el consentimiento y la voluntad de la persona. En cualquier caso, la solicitud de incapacitación permanente por trastornos mentales frente a un Tribunal es un proceso que puede resultar algo difuso si carecemos de conocimientos especializados, pues además interviene el Ministerio Fiscal como garante del proceso, y de los derechos de la persona incapaz, dicho proceso también lo puede iniciar de oficio el mismo Ministerio Fiscal, o cualquier familiar allegado que lo solicite ante los Tribunales.
Por otra parte, cuando vamos a solicitar una incapacidad permanente de tipo laboral por trastornos mentales, se dan una serie de aspectos que debemos de tener en cuenta si queremos finalizar este proceso con las todas las garantías. Y es que, al valorar una incapacidad por trastorno mental, la principal diatriba que encontramos es que son enfermedades que necesitan de una prueba o documento médico que así las confirmen.
Transcurrido un plazo de 18 meses, lo más probable es que recibamos una cita del Tribunal Médico para proceder a nuestro examen, y con él comprobar si se nos puede dar el alta o si nuestro estado, finalmente, resulta de carácter permanente.
En España hay cerca de un millón de personas con una enfermedad mental grave, que sufren el estigma y la discriminación. Luchan cada día para salir adelante, pero muchos acaban aislados y recluidos en sus casas por miedo al rechazo y la incomprensión.
Muchos adultos mayores corren el riesgo de tener problemas de salud mental, pero esto no significa que los problemas de salud mental sean una parte normal del envejecimiento. Los estudios muestran que la mayoría de las personas mayores se sienten satisfechas con sus vidas, a pesar de que pueden tener más enfermedades o problemas físicos.
Sin embargo, los cambios importantes en la vida a veces pueden provocar molestias, estrés o tristeza. Estos cambios pueden incluir la jubilación o el tratamiento de una enfermedad grave. Muchas personas mayores eventualmente se adaptan a los cambios, pero algunas pueden tener más problemas para adaptarse. Esto puede ponerlos en riesgo de enfermedades mentales como la depresión y la ansiedad.
Acudir siempre a un especialista y evitar fuentes no fiables
Es importante reconocer y tratar las enfermedades mentales en los adultos mayores. Estas afecciones no solo causan sufrimiento mental, también pueden dificultar el manejo de otros problemas de salud, lo que es especialmente cierto si se trata de problemas crónicos de salud.
Algunas de las señales de advertencia de trastornos mentales en adultos mayores incluyen:
- Cambios en el estado de ánimo o el nivel de energía
- Cambio en sus hábitos alimenticios o de sueño
- Aislarse de las personas y actividades que disfruta
- Sentirse inusualmente confundido, olvidadizo, enojado, molesto, preocupado o asustado
- Sentirse sin interés o como si nada importara
- Tener dolores y molestias inexplicables
- Sentir tristeza o desesperanza
- Fumar, beber o usar drogas más de lo habitual
- Ira, irritabilidad o agresividad
- Tener pensamientos y recuerdos que no puede sacar de su cabeza
- Escuchar voces o creer cosas que no son ciertas
En un momento en que los consejos rápidos sobre cómo manejar la ansiedad abundan en redes sociales, los profesionales piden acudir a fuentes fiables para cuidar la salud mental. Necesitamos información veraz y científica para ayudar a las personas a superar estos momentos tan complicados.
Cada 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental para llamar la atención sobre las enfermedades mentales y visibilizar la situación de millones de personas en el mundo que las padecen, por solicitud de la OMS y la Federación Mundial para la Salud Mental.
Por tanto, dar a conocer los tratamientos existentes a las personas que sufren directamente las enfermedades y a los familiares que la sufren indirectamente, favorece que se busque ayuda rápidamente y se infunde esperanza. En Gerosol creemos que la esperanza es un factor muy importante en el proceso de curación de cualquier enfermedad. Una persona tiene más posibilidades de curarse de una enfermedad, incluso grave, si tiene esperanza y confianza en lograrlo.