Ofrecemos una mirada optimista al 2020/2021, ¿esto es posible…?

Cualquier otro año, la sociedad hubiese estado dividida entre los que deseaban que el año acabase para ver qué les depara el futuro y los que detendrían el tiempo para siempre porque fuese su año.

En efecto, pocos nos podíamos imaginar en enero de 2020 cómo nos iba a cambiar la vida en apenas unas semanas. De pronto vimos al principio con incredulidad, después con miedo y más tarde con dolor y frustración, como un virus del que apenas conocíamos su existencia nos robaba los mejores momentos, las celebraciones, la vida social, nuestra normalidad y, lo más grave de todo, dejaba tantas familias destrozadas a su paso. 2020, un año redondo, por la fecha, nada más.

Aunque la mayor parte del tiempo sentíamos como si los días se hubiesen detenido entre tanta pena, pérdida y hastío, hemos buscado bien a lo largo de todas las vicisitudes del año pasado y, lo creas o no, también sucedieron un buen número de cosas positivas. Seguimos defendiéndonos de este enemigo invisible con todos los medios a nuestro alcance y ya, con las vacunas que lo combaten. Esta es una de las buenas noticias en esta lucha que ganaremos.

De acuerdo con nuestra filosofía constructiva, en Gerosol, queremos poner en valor aquellos hechos, reflexiones y experiencias positivas que habiendo ocurrido durante el 2020 han pasado desapercibidas. Para ello, hice una encuesta a través de una popular red social, donde de manera voluntaria y anónima un buen número de personas completaron la siguiente frase: “para mí lo mejor de 2020 ha sido…”. A continuación, os comparto un par de gráficas y un relato con las impresiones que me habéis compartido.

La pandemia Covid-19 puede ser catalogada de muchas cosas, pero hay una que la define completamente: El coronavirus ha supuesto el elemento más democratizador que conocemos en la sociedad actual. Ha afectado a todo el mundo de forma simultánea en cualquier parte del mundo y lo que es más importante, ha recordado que la salud es el bien más preciado que debemos preservar y promocionar porque se puede perder en cualquier momento. No solo la salud física, sino también, la salud mental.

En el primer gráfico que os comparto, he clasificado las respuestas obtenidas en cinco grandes grupos: Familia, Ocio, Personal, Salud y Trabajo. En función de en qué ámbito se incardinaba la respuesta. Destacando que lo mejor del 2020 ha ocurrido en el entorno de la familia y en la esfera personal:

 

 

 

 

 

 

Por supuesto, las personas de la tercera edad son las grandes damnificadas por las consecuencias del Covid-19. Este hecho ha conmocionado a la sociedad que más que nunca pone en valor el legado y la sabiduría de las personas mayores que con tanto esfuerzo ha contribuido a ser lo que somos. Durante los momentos más duros de la pandemia se pudieron ver bonitos gestos de redes vecinales que se organizaban para atender las necesidades de personas mayores que tenían que quedarse confinadas en sus casas.

Precisamente, algunas de vuestras manifestaciones dejan patente la fortuna que sentís al continuar disfrutando de los más mayores, más aún habiendo padecido esta contagiosa enfermedad. Naturalmente, tanto mantener como recuperar la salud, ocupa el primer puesto en una escala de valores. Este es sin duda, un regalo que concedió el año que hemos despedido solamente a unos pocos afortunados.

La velocidad que impone hoy el mundo, acelerado aún más por la tecnología, hace que vivamos corriendo todo el día y no nos paremos a pensar sobre lo verdaderamente importante en la vida. La pandemia nos encerró en nuestras casas y nos paró en seco. Nos dio lo que la vida hoy nos hurta: tiempo. Tiempo para pensar y para compartir de verdad con los nuestros, con nuestra familia y nuestros seres más queridos. Un tiempo que a muchos los ha llevado a revisar el orden de las prioridades que estaba aplicando en su vida y las verdaderas aspiraciones. ¿Quién no ha pensado sobre ello? Otra cosa es que ahora se tenga la valentía para aplicar y mantener en el tiempo los cambios que le dictó el corazón y la mente. Numerosas personas encuestadas se quedan con haber podido valorar sus prioridades.

El virus COVID-19 también ha atacado una de las cualidades intrínsecas del ser humano: la sociabilidad. El aislamiento forzado nos obligó a replantearnos la importancia de la interacción social. Cuando todos estábamos buscando formas de escapar de los agotadores grupos de WhatsApp, resultó que no estuvieron tan mal cuando llevábamos horas seguidas sin salir de casa. Pero los chats solo fueron un alivio para lo que de verdad echábamos de menos, la cercanía real.

Cuando las relaciones interpersonales, la comunicación, la socialización se realizan en el (no) espacio virtual, de las redes sociales, dándonos la falsa ilusión de cercanía, este virus nos quita la verdadera cercanía, la real: que nadie se toque, se bese, se abrace, todo se debe de hacer a distancia, en la frialdad de la ausencia de contacto. Cuánto hemos dado por descontado estos gestos y su significado. Por ello, varias respuestas reflejan que haber estado junto a la familia e incluso conocer que en algunos hogares han aumentado sus miembros o lo hará en el trascurso de este recién estrenado 2021, es lo más positivo que les ha sucedido.

Más detalles quedaron plasmados en el formulario, y es que nos necesitamos unos a otros, apreciando cada misterio de la existencia, por pequeño que sea. Porque nos dimos cuenta de que estar vivos y sanos es maravilloso.

En esta segunda gráfica que muestro, se pone de manifiesto en las respuestas recibidas y categorizadas conforme a la primera gráfica, como se distribuye lo mejor del 2020 entre: nuevas experiencias o puesta en valor de lo que ya se tenía y hemos temido perder. Así, destaca que, en el ámbito de la salud, la familia y lo personal hemos puesto en valor lo que ya teníamos mientras que en el trabajo y en el ocio se apostó y descubrieron nuevas experiencias.

 

 

 

 

 

 

También el teletrabajo masivo al que obligó el confinamiento ha desvelado que la productividad no se resiente trabajando desde casa, sino que incluso puede ser más elevada. El trabajo ya no siempre está ligado a un espacio físico concreto, sino a la conectividad. Esto, que dicho así parece tan sencillo, supone una revolución total porque abre las puertas a que los empleados puedan estar en cualquier parte del mundo (si están conectados) y no necesariamente estén todos en plantilla. Ahora, más que antes, hay que buscar fórmulas para lograr la conciliación laboral y personal a la par que el derecho a desconectar. Este fue otro aspecto importante que se desprende en la encuesta. Sin embargo, hay empleos que requieren ser presenciales, por tanto, las personas destacan poder trabajar en cualquier modalidad.

Disfrutar de la lectura, experimentar el surf por primera vez, dedicar más tiempo a los hijos y ver tutoriales para aprender cosas nuevas, realizar deporte o poder salir unos días de vacaciones, son el conjunto de actividades que un porcentaje de personas se llevaron de bueno del año que hace poco dejamos atrás.

En definitiva, el año ya consumido ha servido para poner en jaque nuestro sistema de creencias, de valores, para hacernos conscientes de nuestra debilidad, para reflexionar sobre la necesidad de vivir en paz con la naturaleza, que ha demostrado que nos gana con un simple virus microscópico, y, sobre todo, para aprender a estar bien con uno mismo. Gracias a todas las personas que han depositado su esfuerzo e interés en compartir esa mirada optimista que les brindó los 366 días traslucidos o inclusive opacos del 2020.

Con el 2020, los sueños y metas que se tenían se vieron truncados, por lo que fue difícil celebrar los logros cumplidos. Sin embargo, es muy importante tener en cuenta que los pequeños logros también cuentan y deben ser celebrados.

Para mantener la perspectiva clara en 2021 proponemos valorar lo importantes que pueden ser esos logros por más pequeños que sean. Esto no solo ayuda a aumentar la autoestima, sino que también motiva para seguir trabajando en las metas más ambiciosas a largo plazo.

Cuando se inicia un nuevo año hay una motivación clara por crecer en todas las áreas de la vida, sin embargo, los planes que hacemos pueden resultar vagos y no se termina de entender en qué y cómo se debe trabajar.

Una buena forma de empezar el 2021 es dividir los logros que se quieren cumplir o los crecimientos que se quieren tener por categorías. Es decir, no sólo mencionar logros sueltos, sino identificar a qué parte de la vida pertenecen. Por ejemplo, ¿pertenece a lo espiritual, a lo profesional, a lo relacional, etc.?

En Gerosol, estrenamos número tanto con la esperanza como con la ilusión renovada por ofréceles a nuestros beneficiarios/as el servicio de calidad que se merecen. Esto lo tenemos garantizado con el equipo de profesionales, porque nuestra prioridad reside en el bienestar de tú ser querido y su entorno.

Para concluir, podemos decir, que lo esencial es lo que no se toca, lo que no se ve. La magia, la ilusión, la empatía, el sentimiento de comunidad, no se toca, pero es muy necesario. Ciertamente, llegamos agotados emocionalmente al 2021, pero también con esperanza de que la pandemia remita, de que la situación mejore a todos los niveles. Ojalá que todo lo que hemos vivido, luchado, sufrido, aprendido y compartido el año vencido, sea en el 2021 un recuerdo que nos haga mejores personas.

Y es que queridos lectores y lectoras, como ya nos dijo hace mucho tiempo El principito. «Lo esencial es invisible a los ojos». Además, recordemos, nadie dijo que la vida fuera fácil, pero sí que merecería la pena vivirla. Por favor, ¡No nos defraudes, 2021!