A diario realizamos una infinita cantidad de acciones que pasan desapercibidas porque están integradas en nuestros circuitos neuronales; damos pasos, nuestros músculos se contraen, nuestras articulaciones se mueven, planificamos o coordinamos, siempre hacia un objetivo determinado. El movimiento en un ser humano no existe si no va ligado a la consecución de un objetivo. En resumen, nos movemos porque necesitamos hacer cosas, y necesitamos hacer cosas para vivir y desarrollarnos. Pero cada año la vida de unos 1.000 españoles cambia bruscamente debido a una lesión medular y todos esos movimientos se ven gravemente limitados.
La medula espinal y el truncamiento de la movilidad
La médula espinal forma parte del sistema nervioso central y constituye la vía principal por la que el cerebro recibe información del resto del organismo y envía las órdenes que regulan los movimientos. Es un cordón nervioso que, protegido por la columna vertebral, se extiende desde la base del cerebro hasta la región lumbar.
Cuando se produce una lesión medular, esta conexión nerviosa se ve interrumpida o alterada, pudiendo producir parálisis de la movilidad voluntaria y ausencia de toda sensibilidad por debajo de la zona afectada, falta de control sobre los esfínteres, trastornos en el campo de la sexualidad y la fertilidad, además de otras dificultades como la espasticidad (aumento del tono muscular dificultando y/o imposibilitando total o parcialmente el movimiento de los músculos afectados). La lesión medular, para que nos entendamos, es lo que produce la paraplejia y la tetraplejia.
La lesión puede estar causada por un traumatismo (accidente de tráfico, laboral, deportivo, fortuito…), una enfermedad (tumoral, infecciosa, vascular…) o ser de origen congénito (espina bífida). Según sea la lesión, completa o parcial, y en función de a qué nivel se produzca, las consecuencias serán más o menos graves.
A nivel cervical, la interrupción de las vías nerviosas da lugar a una tetraplejía, que es la pérdida o disminución de la sensibilidad y/o movilidad voluntaria de las extremidades superiores e inferiores y de todo el tronco. Por otro lado, a nivel torácico y lumbar, da lugar a una paraplejía, que se manifiesta por falta de sensibilidad y/o parálisis total o parcial de las extremidades inferiores y de la parte del tronco.
Por todo lo mencionado anteriormente, conseguir minimizar las consecuencias de las lesiones medulares no es tarea fácil, pero la ciencia hace años que está poniendo empeño en ello. Una de las líneas más actuales de investigación resulta bastante sorprendente.
El funcionamiento animal como inspiración para la ciencia
Se trata de un anfibio endémico de los lagos de México que mide entre 15 y 30 centímetros, que posee la capacidad de regenerar extremidades y órganos internos al sufrir graves lesiones corporales, incluso en el cerebro.
Conocida como salamandra mexicana o ajolote, esta especie fue estudiada a nivel molecular por científicos de la Universidad de Minnesota (EE.UU) comprobando que, como resultado de una lesión en su médula espinal, las células gliales del ajolote, responsables del desempeño de funciones auxiliares en el sistema nervioso, comienzan a proliferar rápidamente, y le permiten al animal reconstruir las conexiones entre los nervios y reconectar la médula lesionada.
El secreto es que la proteína designada cFos, presente tanto en los anfibios como en los humanos, es crucial para el proceso de regeneración. Sin embargo en los humanos, otra proteína conocida como cJun, desencadena la cicatrización e impide la regeneración.
De acuerdo a la investigación desarrollada, los médicos podrían tratar a los pacientes con paraplejías con un fármaco para desactivar las proteínas cJun, y así permitir que las células gliales fomenten la recuperación de la médula espinal, replicando el funcionamiento vital de los ajolotes.
El impacto de la paraplejia en la vida de las personas ha motivado el desarrollo de estudios que buscan comprender las experiencias que viven las personas en esta condición y el interés por comprender los procesos. Las investigaciones científicas muestran que, a paso lento y con enfoques diversos, los logros van llegando.
Fuente de información
http://www.diario26.com/250857–ajolote-el-anfibio-que-podria-hacer-caminar-a-paraplejicos