Incontinencia urinaria: abordémosla con naturalidad

El silencio en torno a la salud de la vejiga lo convierte en un tema tabú. En términos generales, ignoramos nuestras vejigas, siempre y cuando no nos generen complicaciones, y cuando aparecen los problemas de vejiga, solemos sentir demasiada vergüenza y no pedir ayuda…Cuidar de tu vejiga es una manera de tratarte a ti mismo/a con amor. La incontinencia no solo afecta a las personas que la padecen sino a toda su familia, todos los miembros de la familia también necesitan educarse en cuanto a este padecimiento. En este artículo te hablamos más sobre ella y te damos algunos consejos para sobrellevarla.

Luchar contra la vergüenza y aprender a sobrellevarlo

Llamamos incontinencia urinaria a la pérdida involuntaria de orina que se produce cuando la presión en la vejiga es superior a la presión en la uretra, causando un escape de orina de manera inevitable. Existen varios tipos de incontinencia, pero la incontinencia por esfuerzo es la más común (pérdidas de orina relacionadas con esfuerzos como toser, estornudar, correr o levantar  peso). Se trata, en resumen, de una necesidad repentina de orinar y la incapacidad de retener la orina.

Es un problema muy común, pero muchos pacientes lo ocultan por vergüenza por lo que no existen cifras exactas. Se calcula que el 50% de las personas que padecen incontinencia urinaria no consultan con su médico, y el Observatorio Nacional de Incontinencia (ONI) estima que hay unos 6 millones de españoles que la padecen. Se calcula que un 23% de las mujeres padece incontinencia urinaria, aumentando al 30-40% en mujeres de mediana edad y hasta el 45% en mujeres ancianas. En el caso de los hombres, un 19% la padecen, llegando al 39% en los mayores de 65 años.

No hay ninguna duda que el envejecimiento provoca cambios en el organismo, cambios que favorecen que la persona mayor tenga más probabilidades de sufrirla, pero no podemos aceptar sin más que por el hecho de ser mayores se tenga que perder la continencia.

Tampoco tenemos que pensar que la incontinencia es exclusivamente un problema del aparato urinario, sino que puede estar relacionada con diferentes órganos o sistemas de la persona mayor: aparato nervioso, aparato genital, locomotor…

Es difícil controlar el abanico de emociones que genera esta patología; vergüenza, pena, humillación…y al mismo tiempo llegar a un baño, limpiarse, cambiarse la ropa, y volver a la actividad como si nada hubiese sucedido, sabiendo todo el tiempo que puede volver a suceder en cualquier momento.

 

 

 

 

 

 

 

 

El adulto mayor también se ve ante la imposibilidad de llegar al baño con rapidez, por su falta de agilidad, y en ocasiones es necesaria la ayuda de alguien que quizás no entienda del todo las complicaciones de vivir con este trastorno.

No obstante, resulta primordial que las personas que se encargan del cuidado del paciente reconozcan el impacto psicológico que la incontinencia puede tener sobre la vida de una persona. En múltiples ocasiones, los únicos enfoques son la aceptación y el apoyo en su buen manejo.

Control de la ingesta, ejercicios para fortalecer y apoyo del círculo cercano

Existen algunas medidas que pueden ayudar a prevenir la incontinencia urinaria:

Los afectados deben controlar los líquidos que toman para evitar la formación excesiva de orina. Entre los líquidos que favorecen la formación de orina se encuentran el agua, la leche, el alcohol y las infusiones. Se debe distribuir mejor el horario de la ingesta de bebidas, bebiendo más durante la mañana e ir disminuyendo paulatinamente las bebidas conforme avanza el día. También es importante la forma en la que se toman; las sopas, los guisos y los alimentos hervidos aportan más líquidos que los asados.

Los ejercicios de Kegel son otra medida de prevención que ayudan a fortalecer los músculos situados alrededor de la uretra y del suelo pélvico. Cuando estos músculos están debilitados hay más probabilidades de que aparezca la incontinencia urinaria. Estos ejercicios consisten en la realización de una serie de contracciones y relajaciones que se repiten a lo largo del día de forma constante.

Cada caso es diferente y hay que estudiarlo de una manera individualizada. El diagnóstico se puede hacer con una exploración clínica y a veces por medio de una serie de pruebas diagnósticas (estudio urodinámico, ecografías y radiografías). El tratamiento puede ser médico, quirúrgico o rehabilitador, pero especialmente se basa en una serie de recomendaciones y medidas de reeducación para ayudar a controlar la incontinencia y que también sirven como prevención, por ejemplo las mencionadas anteriormente. Sin embargo, cuando las recomendaciones y ejercicios no tienen ningún efecto o el deterioro cognitivo es importante, hay que recurrir a medidas paliativas como por ejemplo los pañales o los sondajes.

Por otro lado, todos los miembros de la familia o los que cuidan de estas personas, necesitan informarse sobre el tema para que puedan dar mayor apoyo, no solo en el manejo físico, sino también en los aspectos emocionales. Si la persona que sufre de incontinencia no se siente cómoda/o para abandonar el hogar, no debe ser obligada a hacerlo.

El apoyo para las personas con incontinencia urinaria es de primordial importancia. Las personas pueden sentirse fortalecidas y mejor preparadas para manejar su problema si no se sienten solos ni con temor para expresarse. En Gerosol procuramos ofrecer tanto el apoyo asistencial como el apoyo emocional que se merecen nuestros mayores.

Si padeces incontinencia urinaria debes consultar con tu médico y no resignarte a vivir con el problema. La solución puede ser muy simple y te puede mejorar la calidad de vida.