Todos vivimos en este planeta. Todos respiramos el mismo aire, pero…
¿Cómo es a día de hoy nuestra relación con el espacio natural en el que vivimos?
Aunque no pueda mostrarse a simple vista, ahí está. Como consecuencia de la mala calidad del aire que respiramos, nuestra esperanza de vida puede reducirse considerablemente. El sistema inmunológico es el encargado de proteger al organismo frente a las enfermedades. Si este se encuentra expuesto de manera continuada a un aire contaminado, las defensas inmunitarias descenderán y su capacidad para reaccionar ante ataques a nuestro organismo se verá mermada.
Los principales agentes contaminantes del aire son:
- las partículas en suspensión,
- el dióxido de nitrógeno,
- el ozono troposférico y
- el dióxido de azufre.
Todas estas sustancias son originadas principalmente por el tráfico rodado, que es la mayor causa de emisiones contaminantes, a la que se suman las calefacciones, algunas industrias, centrales energéticas, refinerías o incineradoras.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de tres millones de personas mueren al año por patologías que están relacionadas con la exposición a la contaminación del aire. El nivel máximo no debería sobrepasar los 46 microgramos de dióxido de nitrógeno por metro cúbico pero en muchas poblaciones, estos índices se superan holgadamente.
Impacto en la salud de un aire contaminado.
Una exposición prolongada a las partículas contaminantes del aire podría ocasionar infartos de miocardio, ictus isquémicos, insuficiencias cardíacas, desarrollo del cáncer, alteraciones en el sistema inmunológico, diferentes problemas dermatológicos, alergias tanto cutáneas como oculares e incluso el aumento de linfomas.
Estudios recientes indican por primera vez que las facturas de cadera y los casos relacionados con la osteoporosis guardan un vínculo con la calidad del aire que respiramos.
La contaminación ambiental, de forma mantenida es una situación estresante que disminuye la concentración, aumenta las alteraciones de ansiedad y depresión, vuelve a las personas más irritables o agresivas, produce trastornos del sueño y otros tipos de alteración de la salud mental.
Al entrar los elementos contaminantes por nuestra nariz, producen daños en el sistema respiratorio y pueden aparecer molestias tales como dificultad para respirar, sensación de que nos falta el aire, estornudos, lagrimeo, tos, cansancio, sequedad en las mucosas,… un gran número de síntomas que dependiendo de cada uno se pueden manifestar en menor o mayor grado.
Esta situación no afecta a todo el mundo por igual, junto con las embarazadas, los niños, las personas mayores y los enfermos constituyen una población especialmente vulnerable a la contaminación. De hecho, está constatado que en los meses de invierno, cuando hay un aumento de partículas contaminantes, se produce un incremento de las enfermedades respiratorias y son más frecuentes las visitas a urgencias como consecuencia de neumonías o exacerbaciones bronquiales. Los ingresos hospitalarios de pacientes con enfermedades respiratorias crónicas se disparan.
Es habitual que en los días de alta contaminación se vea en las grandes urbes, a la gente usando mascarillas. Se trata de un hecho mucho más común en los países orientales, pero que poco a poco va imponiéndose en ciudades occidentales.
También existe una estrecha relación entre el deterioro de la piel y la contaminación. De hecho, se cree que esta podría explicar por qué en la actualidad las personas tienen que luchar contra el envejecimiento desde una edad más temprana. Lo que sin duda ha hecho que las firmas de cosméticos hayan puesto la vista en esta circunstancia para crear líneas específicas de productos antienvejecimiento provocadas por esta causa.
Aunque los riesgos de la contaminación para la salud son elevados y los datos algo alarmantes, también hay espacio para el optimismo. Cada vez son más los ciudadanos e instituciones involucrados en mejorar esta situación y en los últimos años se está trabajando duramente para aportar ideas sostenibles en las ciudades. Conseguir el mejor mundo posible es compromiso de todos y las diferentes iniciativas ecológicas se dirigen firmemente hacia ese propósito.