Asistentes virtuales: la ayuda se encuentra en nuestra voz

Es inevitable asumir que con el tiempo nos “hacemos mayores”, por muy chavalines que nos creamos, la edad se nota. ¿Cuántas veces te has dicho a ti mismo “esto lo hacía yo”? Así es, lo “hacías”, pero ya no es tan fácil como antes. ¿Y qué pasa cuando nos hacemos mayores? En el contexto de puro desarrollo tecnológico en el que estamos, los asistentes virtuales para la ayuda a las personas dependientes se comienzan a demandar como una solución cada vez más tangible. Cuando sufres incapacidades motoras temporales o crónicas por una discapacidad, accidente o la edad, tu voz se convierte en tu mejor instrumento y con los asistentes de voz hay mucho más que puedes hacer solo.

La tecnología al servicio de la dependencia

Estos pequeños amigos que viven dentro de unos altavoces (no importa si es Google Assistant, Alexa, Siri u otros) son como el genio de la lámpara, pueden realizar auténticos deseos (y más de tres), como ayudarnos a cocinar esa receta que no pensamos que podíamos hacer o pedirle que nos despierte a la hora deseada. Pero no es lo único que pueden hacer por nosotros, pues su potencial aún está por ver, y uno de los sectores de la población en el que podemos atisbar algo de este potencial es en el de las personas de la tercera edad o dependientes.

¿Qué es un asistente virtual? Los asistentes virtuales para el hogar suelen ir unidos a altavoces inteligentes, con los que podemos interactuar mediante nuestra voz. Son dispositivos inalámbricos con conexión WiFi, que se vinculan a otros aparatos de la vivienda para agrupar las diferentes funciones de cada herramienta en una gestión única.

La base de un asistente virtual para casa es que reacciona cuando hablamos, nos escucha e identifica lo que le decimos: dudas, órdenes, preguntas. Normalmente necesita que le apeles por su nombre para activarse y entonces puedes lanzar cualquier cuestión para poner a prueba su utilidad.

El perfil de personas con discapacidad que hacemos un mayor uso de los asistentes virtuales es el de discapacidad visual, seguido por el de discapacidad motora. Para ambos es una ventaja no depender de una pantalla y/o teclado y poder controlar dispositivos de domótica que nos faciliten la vida en nuestros hogares.

Una compañía virtual que no debe dejar de lado el apoyo la atención personalizada

Ya existen electrodomésticos y objetos que pueden conectarse a estos altavoces inteligentes, por lo que, una vez configurado, podemos pedirle que haga cosas. ¿Quieres bajar las persianas? Sólo tienes que pedirlo, ¿subir un par de grados la calefacción? Sin problemas, ¿apagar luces? Por supuesto, y todo sin movernos del sitio. La ayuda extra que nos puede alegrar el día a más de una persona.

Sin embargo, estudian que se pueda cambiar o personalizar el comando de activación del altavoz, ya que las personas que tenemos problemas para pronunciar adecuadamente un comando prefijado no lo podemos usar o encontramos bastantes barreras para hacerlo. Además, sería positivo que se añada la función de hacer llamadas de emergencia en todos los altavoces y que aporten ayuda sobre accesibilidad cuando se les pregunte.

Todo esto sin olvidar la compañía. Porque, aunque sea una máquina, podemos tener conversaciones con ellos, pedirles que nos cuenten chistes o que nos canten algo. Pequeñas acciones que en determinados momentos pueden paliar una necesidad.

En los tiempos que corren toda ayuda es poca y sabemos que hay mucha gente que aún sigue teniendo dudas sobre el coronavirus. Esto ha hecho que el asistente sea no solo un entretenimiento, sino también una herramienta que nos ofrece información actualizada. Con solo decir «Alexa cuáles son los síntomas del coronavirus», nos dará toda las pesquisas que ha facilitado la Organización Mundial de la Salud.

La tecnología actual nos permite supervisar el estado de nuestros mayores en sus propios hogares, manteniendo una atención continua sobre su seguridad y su salud. Conocedores de esta realidad, en Gerosol apoyamos y nos adaptamos a la utilidad de los avances tecnológicos, en este caso mediante la fuerza de la voz dentro del hogar. No obstante, creemos que, para brindar una óptima calidad de vida, tenemos que combinar la evolución virtual con el servicio a domicilio que se merecen nuestros beneficiarios/as, puesto que la atención personalizada requiere humanización y hay componentes difíciles de reemplazar como la atención personalizada en el hogar.

Sin duda, como cualquier dispositivo electrónico, lleva tiempo utilizarlo con destreza y disfrutar de todos sus beneficios; aun así, como se comprueba en muchos casos, es una herramienta útil que puede convivir con los servicios de ayuda a domicilio que algunas personas tienen en sus casas.

Esperamos que este tipo de avances y los que están por llegar continúen mejorando la calidad de vida de todos aquellos que por cualquier causa o motivo ha entrado en la dependencia.