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5 de junio. Día del Medio Ambiente: desde siempre las personas mayores están cuidando del planeta

Actualmente hablamos mucho sobre el cuidado del medio ambiente. Sin embargo, nuestros abuelos y abuelas ya practicaban bastantes de estas ideas sin pensarlo. Su forma de vivir, más sencilla y conectada con la naturaleza, tiene mucho que enseñarnos sobre cómo cuidar el planeta. En este articulo exploro contigo algunas de sus costumbres que ayudaban, y aún pueden ayudar, al mundo.

Cada año el 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, una fecha designada por la ONU para promover la conciencia y la acción global en favor del medio ambiente. En 2024, el tema central está enfocado en la restauración de tierras y resiliencia, abordando problemáticas como la desertificación y la sequía.

En Gerosol nuestros cuidadores llevan a cabo acciones simples en su trabajo diario, como reciclar, gastar menos agua, apagar las luces cuando no estén en uso y reducir el consumo de plástico. Pretendemos motivar a las personas mayores para que continúen siendo agentes activos del desarrollo sostenible.

Antes no era tan común comprar cosas nuevas cada vez que algo se rompía. Las personas mayores sabían cómo arreglar casi todo. Si una silla se rompía, la reparaban; si la ropa se rasgaba, la remendaban. Este hábito de reparar y reutilizar ayudaba a reducir la cantidad de residuos que generamos hoy en día. Además, muchas veces transformaban cosas viejas en algo útil, dando una segunda vida a los objetos.

La comida era otro aspecto donde los mayores eran muy sostenibles. Muchos tenían su propia huerta y cultivaban frutas y verduras. Esto no solo les daba alimentos frescos y saludables, sino que también reducía la necesidad de comprar productos que vinieran de lejos, disminuyendo así la huella de carbono. Además, sabían cómo conservar los alimentos para que duraran más tiempo, evitando el desperdicio, hacían conservas y almacenaban granos, de manera que se mantenían en buen estado durante meses.

Tampoco se había extendido la obsolescencia programada, un chip que marca el final de la vida de un producto electrónico. Antes, una nevera podía durar décadas, mientras que ahora es difícil que dure más de 10 años. Los residuos electrónicos son muy contaminantes.

Las personas mayores también sabían cómo usar los recursos de manera eficiente. El agua y la energía se utilizaban con mucho cuidado. Recogían agua de lluvia para regar las plantas y usaban luz natural siempre que podían. En lugar de depender de calefacción y aire acondicionado, sus casas estaban diseñadas para aprovechar la ventilación natural y el calor del sol. Las casas de antes eran construidas con materiales naturales como madera, piedra y barro, que se encontraban localmente y eran menos dañinos para el medio ambiente.

La vida de nuestros abuelos estaba menos enfocada en el consumo, no había una presión constante por tener lo último, se valoraban más las experiencias y las relaciones que las cosas materiales. Esta actitud de “menos es más” contribuía a un menor impacto ambiental, ya que había menos producción y, por lo tanto, menos residuos.

Mirar hacia la forma de vida de nuestros abuelos nos puede dar valiosas lecciones sobre sostenibilidad. Sus hábitos de reutilizar, cultivar alimentos propios, ahorrar recursos y vivir de manera sencilla no solo era ventajoso para ellos, sino también para el planeta. Al adoptar algunas de estas prácticas en nuestra vida diaria, podemos hacer una gran diferencia en el cuidado del medio ambiente. Así que, la próxima vez que pienses en cómo ser más sostenible, recuerda que nuestros abuelos ya sabían mucho sobre eso, y su sabiduría sigue siendo importante hoy en día.