Como ya sabemos, el envejecimiento es un proceso biológico que consiste en un deterioro progresivo del organismo en individuos aparentemente sanos, y comporta una serie de modificaciones morfológicas y fisiológicas que aparecen como consecuencia del paso del tiempo. Entre otros síntomas, el envejecimiento da lugar a una serie de cambios en la estructura de la piel y altera sus funciones. Además, permanecer mucho tiempo encamado o sentado sin moverse, algo habitual en personas mayores, enfermas o discapacitadas, puede provocar escaras o úlceras por presión. Conoce los cuidados para evitar estas lesiones en la piel.
Una afección muy común cuando el movimiento es reducido
Es frecuente que asociemos las úlceras por presión a personas de edad avanzada con enfermedades crónicas o discapacidades que les obligan a permanecer la mayor parte del tiempo en la cama o sentadas, pero lo cierto es que cualquiera puede verse en riesgo de sufrir estas lesiones. Bastaría una cirugía de cierta complejidad a cualquier edad para que durante la convalecencia se produjera una úlcera. ¿Cómo se definen? Las úlceras por presión son lesiones que aparecen en la piel por la presión o el roce continuado del cuerpo con materiales diversos, o con elementos de diagnóstico o tratamiento, como sondas, mascarillas, férulas, yesos…
La presión continuada sobre una zona concreta de la piel provoca el aplastamiento de los tejidos y dificulta la circulación de la sangre por ellos (isquemia), provocando la muerte de las células de esos tejidos (necrosis).
Por consiguiente, las úlceras por presión pasan por distintos estadios que se diferencian por su profundidad, severidad y otras características. El grado de daño de la piel y los tejidos oscila desde una piel roja e intacta hasta una lesión profunda que afecta los músculos y los huesos
Se localizan en una u otra región según la posición en la que se encuentre el enfermo, siendo habitual que las zonas donde existen prominencias óseas, como talones, glúteos, región sacra, caderas, parte posterior de los hombros y parte posterior de la cabeza.
Todas las úlceras por presión están colonizadas por bacterias, aunque no quiere decir que exista infección. El diagnóstico de la infección es clínico (inflamación, dolor, mal olor, secreción de pus…).
Para tratar en casa una escara, una vez conozcamos la gravedad, deberemos seguir siempre las instrucciones del médico. Por lo general, podemos aplicar una serie de medidas preventivas y seguir algunos tratamientos de las úlceras en casa. En Gerosol Asistencia tenemos preparados a nuestro Equipo de Profesionales para atender las necesidades tanto de enfermería como de auxiliar de enfermería que puedan surgir en la atención a personas dependientes que sufran UPP.
Limpieza, nutrición y movimiento
Tenemos que limpiar la herida cada cierto tiempo (especialmente, con agua y jabón). Las úlceras abiertas deben limpiarse con suero cada vez que se cambie el vendaje. Otro aspecto que resulta conveniente es aplicar cremas hidratantes procurando su completa absorción. En los puntos de apoyo, donde hay riesgo de desarrollo de úlceras y la piel se encuentra intacta, se recomienda la utilización de ácidos grasos hiperoxigenados. Debes saber que las úlceras por presión más leves cicatrizan en unas pocas semanas con el tratamiento adecuado, pero las que son más graves pueden necesitar cirugía.
Retirar el tejido necrosado forma parte del tratamiento. Recuerda que una herida no se cura bien si hay tejido muerto o infectado. Además, siempre debemos aplicar los apósitos necesarios para protegerla de posibles rozaduras o agentes patógenos. Tendremos que utilizar antibióticos orales o por vía tópica, para evitar cualquier tipo de infección.
Una buena hidratación y nutrición ayuda a curar las llagas, con un correcto aporte calórico y proteico, además de altos contenidos de vitamina C y zinc. El médico, un enfermero o un nutricionista pueden darle consejos sobre una dieta saludable. Asegúrate de informar al médico si has bajado o aumentado de peso recientemente.
Pero ante todo, debes movilizar a la persona mayor con frecuencia. Recomendamos hacerlo cada dos horas, especialmente, en las que no pueden moverse. Por ejemplo, si tu ser querido ha estado tumbado boca arriba durante un tiempo determinado, tendrás que girarlo de lado. Las que tienen movilidad pueden hacerlo ellas mismas cada 15 minutos.
También es imprescindible colocar almohadas entre las estructuras de su cuerpo, que se rozan entre ellas. Por ejemplo, entre los hombros, talones y codos. Si está acostado de lado, es mejor colocarlas entre las rodillas y los tobillos. Igualmente se recomienda evitar que el paciente se apoye directamente sobre sus lesiones, el contacto directo de las prominencias óseas entre sí y el arrastre a la hora de efectuar las movilizaciones para reducir la fricción. Existen dispositivos de alivio de presión, con superficies especiales de apoyo, como cojines de silicona para el sillón o colchones de presión alternante, que resultan de mucha ayuda.
No dudes en acudir al médico ante cualquier duda sobre el tratamiento o si observas una complicación en la evolución de la lesión. La piel es la barrera natural del cuerpo frente a los agentes externos por lo que mantener su buen estado es fundamental para disfrutar de una buena salud general.