Superando la barrera del paro

Prácticamente una década después de la mayor crisis del siglo, la economía española sigue avanzando para salir del pozo y recuperar los niveles de bienestar previos a la crisis. Aunque multitud de indicadores económicos apunten a que la recuperación es un hecho consumadoa España se le sigue atragantando una asignatura: el paro. Veamos como mejoran los datos del paro general, mientras que en el colectivo de personas con discapacidad continúan siendo negativos.

Sabemos que el empleo es una de las herramientas básicas para el desarrollo personal y que el derecho al acceso al mercado laboral debe estar garantizado para todas las personas en edad de trabajar. Sin embargo, las personas con discapacidad a diferencia de las que no la tienen, deben afrontar dificultades adicionales para acceder al mercado de trabajo. Concretamente, se encuentran con barreras físicas, de comunicación y sociales.

Costosa mejora

El paro registrado en la Comunidad de Madrid ha bajado en el último mes en 9.461 personas (2,5%), lo que sitúa la cifra de desempleados en 370.590 personas, la más baja en un mes de abril de los últimos diez años. En el conjunto de España, el descenso del paro ha sido de 86.683 personas, dejando la cifra total de parados en 3.335.868 personas, según los datos facilitados por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social.

En cambio, según los datos extraídos del “Informe Olivenza 2017” el sector social de la discapacidad sigue sufriendo en mayor medida los efectos de la crisis del mercado laboral: sólo una de cada cuatro personas con discapacidad está actualmente trabajando en España.

El Informe Olivenza también destaca la baja tasa de actividad de las 1.774.8000 personas en edad laboral (entre 16 y 64 años) con un grado de discapacidad superior o igual al 33% que viven en España, ya que esta se sitúa 44 puntos por debajo de la tasa de actividad de las personas en edad laboral de España sin discapacidad.

Esta circunstancia se agudiza en el caso de las mujeres con discapacidad que presentan tasas tanto de actividad, como de empleo, inferiores, teniendo las mujeres con discapacidad una tasa de actividad del 33,1% (34,4% los hombres con discapacidad, 72,0% las mujeres sin discapacidad y 84,2% los hombres sin discapacidad) y una tasa de empleo de 22,8% (23,8% los hombres con discapacidad, 55,1% las mujeres sin discapacidad y 66,9% los hombres sin discapacidad).

Falta de compromiso empresarial

En cuanto al grado de inclusión de las empresas, siete de cada 10 asalariados trabajan en entornos laborales no inclusivos con las personas con discapacidad. En este sentido, los centros especiales de empleo se sitúan como un pilar y modelo del trabajo inclusivo, ya que emplean a 72.211 personas, el 17,4% de los ocupados. De hecho, solo el 30,5% de los empleos para personas con discapacidad se cubre en empresas ordinarias.

Sin duda, queda un largo trecho por recorrer hasta garantizar la máxima inclusión posible de todas y cada una de las personas con discapacidad en los ámbitos educativo y laboral. En ambos, las brechas entre la población con y sin discapacidad son significativas. Pero a nivel social hay un cambio muy importante en la propia percepción, dado que las personas con discapacidad nos hemos hecho visibles, al margen de los números. El poder participar en todos los ámbitos sociales provoca que la sociedad tenga una toma de conciencia de lo que las personas con discapacidad podemos aportar al igual que lo hacen el resto de ciudadanos.

Fuente de información

http://www.lasexta.com/noticias/economia/paro-cae-abril-86683-personas-suma-siete-meses-descensos_201805045aec0bd20cf288e92b7c0dd3.html