Cuando somos niños, en la mayoría de los casos no tenemos problemas en relacionarnos con otras personas. Se hacen amigos con facilidad y los sentimientos sólo giran alrededor del juego y la diversión. Sin embargo, ¿Qué sucede a medida que vamos creciendo y llegamos a la vejez? La soledad en la vejez tiene mucha repercusión e importancia en la calidad y duración de la vida de nuestros mayores.
Aunque parezcan similares, el aislamiento social y la soledad no son lo mismo. El aislamiento social se da cuando efectivamente la persona vive sin contactos ni relaciones sociales, mientras que la soledad es el sentimiento subjetivo de no tener relaciones significativas, aunque exteriormente pueda parecer que se tienen muchas amistades.
La amargura y la tristeza roban las ganas de vivir a muchas personas mayores que se sienten solas. En este sentido, conviene tener en cuenta que el modelo de familia ha dado un giro importante en las últimas décadas. Por ello, conviene hacer autocrítica. Con la modernidad hemos conseguido retos muy positivos, pero en la actualidad también tenemos una profunda crisis de valores, que en ocasiones generan que nos desentendamos del cuidado de las personas de la tercera edad.
Consecuencias de la soledad en los mayores
Son muchas las personas mayores que viven solas y se desenvuelven con facilidad y sin problema alguno, pero también son muchas las que se sumergen en una profunda soledad. En España tenemos casi dos millones de personas mayores que viven solas.
Las consecuencias de la soledad para la salud son dramáticas, ya que sentirse aislado de los demás puede interrumpir el sueño, elevar la presión arterial e incrementar el estrés. Recordemos, que una cosa es vivir solo y otra muy diferente sentirse solo.
Una persona mayor tiene el doble de posibilidades de morir al quedarse sola, que una persona que tiene compañía. En algunos casos estar acompañados no habría cambiado el triste final, pero en otros, el fallecimiento podría haberse retrasado varios años.
Por definición, esta etapa de la vida va acompañada de una sucesión de pérdidas, como el trabajo, el status social, el cónyuge y algunas capacidades físicas, entre otras, que facilitan la experiencia de la soledad. Aunque sea un mito eso de que un abuelito se llevó al otro meses después de morir, no es tan descabellado. Cuando una persona se queda viudo o viuda, suele entrar en un cuadro depresivo, que aumenta el riesgo de otras enfermedades y de que muera más rápido.
Los mayores que se sienten solos no provocan una crisis social significativa, como podrían provocarla otros grupos porque no tienen siquiera las suficientes fuerzas como para exigir sus derechos.
El sentimiento de soledad varía entre las personas y esto depende del número de conexiones sociales con las que se siente más a gusto. Por ejemplo, para algunas personas bastará con tener una conexión especial (mejor amigo o pareja), pero otros necesitarán de más conexiones, de lo contrario sentirán que viven en soledad.
A veces una simple llamada telefónica o una visita de escasos minutos puede detectar a tiempo problemas que ayudan a salvar vidas.
Soluciones para evitar la soledad en los ancianos
Cada vez son más frecuentes los casos de personas mayores, sin cobertura familiar, que mueren en soledad en sus domicilios. Un drama social que se ve acentuado por el hecho de que en numerosas ocasiones pasan días hasta que se descubre el cadáver.
Se trata de personas por encima de los 70 años, muchas veces sin enfermedades conocidas, que mueren de forma inesperada. Personas con una vida autónoma, que no tienen una supervisión familiar o que la tienen pero de forma muy esporádica. Acaban siendo los vecinos los que dan el aviso o algún familiar alertado porque la persona no coge el teléfono o no abre la puerta de su domicilio después de haber llamado al timbre.
La familia debería incentivar que sus seres queridos mantengan su actividad social, disfruten del ocio y se sientan útiles y realizados.
Existen muchos recursos para evitar la soledad de las personas mayores, como puede ser la participación en programas de voluntariado, asociaciones culturales, deportes, manualidades, cursos y talleres. También hay lugares donde realizar estas funciones al mismo tiempo que se mantiene una buena actividad social. Los tradicionales viajes del IMSERSO son también una buena opción para las personas mayores.
Si tu ritmo de vida te impide visitar o atender a tus mayores con la frecuencia que te gustaría, te sugerimos que pruebes los servicios de asistencia a domicilio. En Gerosol Asistencia contamos con profesionales que pueden ayudar a las personas mayores en tareas como el aseo personal o la preparación de las comidas. No te quedes con la duda e infórmate sin compromiso. Nosotros nos adaptamos a tus necesidades.
Considero que no está demás pararse un rato a reflexionar sobre aquello que no hacemos bien como sociedad. Hay muchas excepciones, por supuesto, pero el respeto a nuestros mayores es una asignatura pendiente que tenemos todos. La sonrisa de un niño es casi inevitable, pero la de un mayor es emocionante. Que los ancianos se mueran de viejos, pero no de soledad.
Fuentes de información
https://politica.elpais.com/politica/2018/01/13/actualidad/1515873186_409536.html