Somos prisioneros del tiempo

Los horarios, las agendas, las fechas límite y la rapidez con que debemos hacer nuestro trabajo se contagia a todas las áreas de la vida. Cada vez nos reunimos menos con nuestros amigos y esas reuniones cada vez duran menos. La sensación de que el tiempo vuela nos convierte en personas impacientes, que no saben escuchar ni disfrutar del momento presente ¿El día debería tener más de 24 horas? La pregunta marca el ritmo del tiempo moderno. En los últimos años, las horas han cobrado un valor tal, que hoy tener tiempo es considerado un bien de lujo.

El tiempo vuela… ¿o nos lo roban?

Efectivamente, hay días en los que podemos percibir que el tiempo cada vez pasa más rápido. La directora y productora de cine alemana Cosima Dannoritzer ha profundizado sobre este hecho en su documental llamado “Ladrones de tiempo”, estrenado en el festival DocsBarcelona 2018. En él, Dannoritzer presenta el tiempo como el nuevo recurso que todos los poderes ansían; un recurso, a su vez, finito como el agua y el petróleo. La autora viaja alrededor del mundo para explicar cómo se está desapropiando a los ciudadanos de la soberanía sobre un bien intangible que es sinónimo de vida, y alerta de que la falta de tiempo es un problema al alza; la nueva pobreza.

 

“El tiempo es oro”. Una frase que resume la relevancia actual de ese bien escaso; un bien que se reduce cada vez más, debido a “ladrones de tiempo” que encontramos en el día a día, como las redes sociales o la estrategia de las empresas de sustituir a las personas por máquinas, destruyendo millones de empleos y convirtiendo al consumidor en un empleado parcial que debe invertir gratuitamente su tiempo en lo que antes hacían las empresas. Así, por ejemplo, en el supermercado se nos pide pesar la fruta y luego pagar usando un cajero automático; el restaurante nos pide recoger los platos; las líneas aéreas nos exigen un check-in automático y facturar las maletas; la tienda de muebles pide hacer el montaje en casa. Nuestro tiempo pasa de esta manera a formar parte del proceso de producción. Son sólo cinco minutos por aquí, 10 por allí, pero se van sumando.

El documental se rodó en Alemania, Inglaterra, Francia, España, EE.UU. y Japón, y muestra lo generalizado que está el problema. Resulta sorprendente que haya algunas empresas que incluso controlen el tiempo que sus colaboradores tardan en comer o en ir al baño. Esto causa el síndrome de Karoshi, un problema que puede llevar a una persona a la muerte debido al exceso de trabajo. Además, es sabido que la falta de tiempo provoca situaciones de estrés en el trabajo. Éste puede ser causante de síntomas relacionados con la presión, fatiga o sensación de agobio ante esa falta de tiempo, tanto que la persona se puede estresar y causar un ambiente tóxico.

 

El tiempo no es el enemigo. Aprende a disfrutar de tu tiempo libre

Se observa que determinados condicionantes sociales como la falta de tiempo afectan al cuidado de la salud. Así, un 61% afirma haber dejado de acudir al médico en alguna ocasión por este motivo. Las mujeres y los jóvenes de entre 18 y 34 años son los que manifiestan una mayor repercusión de la falta de tiempo en el cuidado de su salud, lo que les impide realizar visitas al médico con mayor frecuencia, el seguimiento de tratamientos médicos o la compra de medicamentos. Por ello, la principal solución a la falta de tiempo, cada vez más extendida entre los españoles, es la asistencia médica a domicilio.

Comprobamos a diario que los horarios de las jornadas laborales hacen cada vez más difícil conciliar vida familiar y trabajo en muchos lugares del mundo. En respuesta a ello, en España, la sociedad civil reclama una “reforma horaria” desde hace algunos años. A diferencia de lo que ocurre en otros países de la Unión Europea, donde las jornadas terminan cerca de las 17.00, en España lo normal es que se alarguen hasta las 19.00 o 20.00.

La prisa llega a convertirse en un estilo de vida. De hecho, mucha gente no sabe qué hacer con su tiempo libre cuando lo tiene. Estar desocupado les produce malestar, sensación de pérdida de tiempo, incluso falta de autoestima porque… “¿cómo puede ser que esté sin hacer nada?, ¿qué dice eso de mí?”. Para este tipo de personas, el aburrimiento es algo desagradable, vacío y sin sentido. Por eso siguen corriendo, aunque ni siquiera sepan hacia dónde.

Por tanto, Ser “pobre de tiempo”, dice Dannoritzer, implica no poder participar de la misma manera en la sociedad. “Si tengo un sueldo bajo, no puedo comprarme tiempo extra contratando servicios. Garantizar un mínimo de tiempo libre para todos debería ser parte de una democracia moderna”.

No es fácil, pero debemos cambiar nuestra relación con el tiempo. El tiempo no es el enemigo, sino la esencia misma de la vida, y debemos aprender a convivir con él e incluso a disfrutar de él. En vez de vivir cada segundo como si fuera el último, de mirar de reojo el reloj con desaprobación cada vez que las cosas no se hacen “en su momento”, relájate y tómate las cosas con más calma. Disfruta de una buena comida o saborea un buen libro. Apaga el móvil y disfruta del placer de estar con tus amigos, con tu familia o con tu pareja. Goza de un trabajo bien hecho, tranquilamente, pero con pasión y precisión. Deja de pelearte con el tiempo.

 

Fuente de información

http://www.lavanguardia.com/vida/20180527/443863947599/documental-cosima-dannoritzer-ladrones-de-tiempo-docs-barcelona.html