El aspecto más importante de la vida es nuestra salud. Hoy en día, cuando algo va mal en nuestro cuerpo, buscamos una solución al problema a través de la medicación. La ciencia moderna nos ofrece un sinfín de drogas efectivas a las que recurrir, sin embargo, nuestras madres y abuelos suelen ser especialistas en esos remedios caseros que hacen pequeños milagros. Lógicamente no son soluciones a enfermedades graves, pero ciertamente pueden resolver un problema simple o ayudarnos en caso de emergencia.
Los remedios caseros son muy fáciles de conseguir, basta con abrir los armarios, la nevera o salir al jardín y encontrarás fácilmente los ingredientes necesarios para acabar con un enfriamiento o dar fin a la acidez, por ejemplo. Hablemos de algunos de ellos.
Derivados vegetales como base de muchos remedios naturales
Nuestros mayores nos dicen, «si al niño le duele la tripa, hazle un té de hierbas». Las infusiones ayudan a pasar el dolor, acidez o las molestias que causan una mala digestión. La de manzanilla es, de entre todas, la más recomendada por las abuelas.
Para mejorarnos de un enfriamiento, los clásicos vahos con eucalipto van al pecho para reblandecerlo y evitar que el frío se nos baje hasta los pulmones. En ese caso te recomendamos que utilices una cacerola con agua hirviendo y cubras tu cabeza completamente con una toalla durante unos minutos. Haciendo la misma operación varias veces al día, notaras que respiras con menos dificultad. Otra opción consiste en poner una cebolla cortada en la mesita de noche, aunque su olor no resulta muy agradable.
En el caso de los eccemas, un remedio casero es el aceite de oliva. Aplícalo sobre la zona afectada después de la ducha para hidratar la piel y evitar que pierda su humedad. La vitamina E del aceite de oliva es un hidratante natural perfecto y te ayudará a calmar el eccema, un problema doloroso y molesto a nivel estético.
Si te duele la cabeza, antes de lanzarte de lleno a los analgésicos puedes probar a morder un lápiz. Las cefaleas tensionales a veces pueden surgir al apretar la mandíbula de forma inconsciente. Por esa razón, sostener un lápiz entre los dientes ayuda a que los músculos que conectan la mandíbula con la sien se relajen y se alivie el dolor.
Infusiones, decocciones o mezclas naturales
Muchos años atrás, cuando alguien sufría una picadura de abeja y no se podía ir al servicio de emergencias, se utilizaba el lodo o barro para calmar el dolor e hinchazón. Bastaba con frotar un poco de esta sustancia en la zona para que los síntomas desaparecieran.
A la hora de hacer remedios caseros para dolores musculares, las plantas se convierten en grandes aliados. En concreto, los macerados de plantas son una buena solución. Son sencillísimos de hacer y de aplicar y nos permiten disfrutar de todas las propiedades de las plantas.
Por ejemplo, ¿sabías que el romero reduce la inflamación? Por eso es perfecto para tratar el dolor muscular. Puedes hervir 30 g de romero seco en agua y utilizar la decocción para poner paños húmedos en la zona a tratar o para hacer friegas. Por otra parte, la lavanda tiene propiedades relajantes, perfecto para aliviar los músculos. Puedes hacer con ella una decocción o un aceite de lavanda para dar un masaje. En este caso, solo tienes que poner a macerarla con un aceite vegetal.
¿Qué te han parecido estos remedios? ¿Los vas a poner en práctica la próxima vez? Y tu abuela ¿qué remedio casero te ha transmitido que funciona?
Desde Gerosol, comprobamos una vez más que los abuelos siempre han sido un legado de amor y una biblioteca ambulante en medicina natural y casera en todas nuestras familias, transmitiendo conocimiento de generación en generación a través de los tiempos. Siempre nos han dejado las huellas con la enseñanza como ejemplo en el uso de la naturaleza y el descubrimiento de las propiedades de las plantas para recuperar nuestra salud.
Por eso son el mejor regalo que recogemos, son nuestros mejores amigos, que nos vieron venir a este mundo y que nos recibieron con sus brazos abiertos y acariciaron con sus manos. Además, siempre tienen en los labios ese refrán que dice: «más sabe el diablo por viejo que por diablo», con el que nos vienen a recordar que por algo peinan canas.