Entrevista a Maria del Pilar Munuera, Profesora de la Facultad de Trabajo Social en la UCM

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Nací en 1958 en Cuenca. Mi familia me ha llevado por varias comunidades autónomas, algo que me ha permitido crear una cultura muy diversa. Está claro que todas y cada una de mis vivencias han conseguido que sea como soy.

Os cuento algunas de las cosas que me han forjado como persona y como profesional, en relación a las preguntas planteadas y que me gustaría compartir con todos lectores.

En cada respuesta dejo un destello de mi vida personal junto al Trabajo Social vivido.

1- Asistente Social, Diplomada en Trabajo Social, Licenciada y Doctora en Sociología, Experta en Mediación, Curso Superior en Psicosociología, Cursos especializados en Psiquiatría además de otros cursos, voluntariado y causas benéficas… 30 años estudiando y formándote dan para mucho, echando la vista atrás

Fuente: https://twitter.com/PilarUnia
Fuente: https://twitter.com/PilarUnia

La evolución de los estudios y su historia me acompañan. En 1976 se estudiaba Asistente Social, una formación amplia dada la carga docente que tenia. Todos los días tenía que explicar en que consistía…¡que recuerdos!!. Nadie conocía la profesión..

En 1979 me matriculaba por primera vez de Sociología. Los cursos de especialización han cumplido mis inquietudes…siento que la especialidad de psiquiatría que otorgaba el Ministerio de Sanidad ya no exista.

¿repetirías?

En realidad son casi 41 años de relación con el Trabajo Social. ¡¡Por supuesto que repetiría!! Las razones son las siguientes:

Cuando en estos momentos miro atrás, siento paz y serenidad no por lo conseguido sino por el camino recorrido y las personas que he conocido y que me han transformado en “la persona soy actualmente”. Gracias a cada paso que he dado he llegado a este momento vital.

Pensé estudiar Asistente Social ya en 1975, por mi colaboración con la «Asociación para la Promoción de Subnormales de Villena (Alicante)«, hoy personas con discapacidad. En 1975 los términos utilizados para hablar de las personas con discapacidad eran otros que llevaban implícito un valor descalificativo. Hoy el término de persona con discapacidad es un logro, a pesar de lo nos pueda costar entenderlo.

Esa experiencia me motivó a seguir formándome como Asistente Social, en aquellos momentos tenía 16 años. Junto a la Trabajadora Social revise el censo de personas con discapacidad de la ciudad, motivando a las familias a participar en la Asociación y que llevarán a sus hijos al centro que se ponía en marcha. Con tal motivo visite a la mayoría de las familias que figuraban en el censo del SEREM (hoy sería IMSERSO).

De esta forma, puede comprobar como la familia era un recurso en sí misma, pues la autonomía, grado de desarrollo, independencia y relación social de cada uno de los casos, era diferente según era tratada la persona con discapacidad en el seno de su familia. Entre estos un niño que su familia había tratado como si fuese “un animal” pues vivía enjaulado y escondido en su domicilio, apartado del mundo, “algo insólito”.

En aquellos momentos los niños y niñas con discapacidad estaban en sus casas sin ningún tipo de atención especializada. Esas intervenciones eran increíbles y pude comprobar la eficacia de la profesión. Solicité la preinscripción en la Escuela de Asistentes Sociales de Alicante, y tras superar un arduo proceso de selección (Test de personalidad, entrevista personal, etc.), conseguí ser admitida.

Eran tres cursos, había prácticas todas las mañanas de lunes a viernes durante los tres cursos y clases teóricas de 4 a 8 y/o 9 de la tarde según los días. Las asignaturas eran muy variadas, a diferencia de hoy teníamos: Derecho Penal, Derecho del Trabajo y Seguridad Social, Psicopatología, Medicina Social, Psicología Evolutiva, etc. De forma extracurricular y fuera del plan de estudios, teníamos la opción de estudiar otras asignaturas como inglés, técnicas de investigación, etc. El número de horas prácticas oficiales realizadas, según certificado académico son de 1360 horas con 50 supervisiones realizadas por los profesores o/y profesionales. En ultimo curso era necesario realizar una monografía sobre un tema donde se demostrará la capacidad de poner en marcha un proyecto de trabajo social y una vez superado todo, se realizaba en Madrid “un examen de Revalida” de todas las asignaturas para poder optar al titulo de asistente social1. No era nada fácil obtener el titulo …

El ambiente era excepcional, nos conocíamos los alumnos de los tres cursos. Se coincidía en los campos de prácticas, el alumno de tercero tutelaba al alumno de segundo y primero, pues éramos 90 alumnos en los tres cursos y en los campos de prácticas se «apren-día» la verdadera solidaridad profesional quedaba impresa se en nosotros como “una red profesional de abastecimiento”. Entre los estudiantes y junto a los profesionales de los centros se creaba una red de coordinación que tenía la función de resolver entre todos/as sus componentes los casos que se planteaban. Todo ello favorecido por la relación con los profesores y la dirección de la Escuela.

Tuve profesores excepcionales y Trabajadoras/es Sociales apasionadas por la labor que realizaban, además de contar con profesores que aportaban nuevas teorías, como la reconceptualización del Trabajo Social formulada por el profesor Ezequiel Ander-Egg recién llegado de la Argentina de Pinochet a nuestras aulas.

Las experiencias en las prácticas de la carrera fueron especiales. Mientras estudiaba Asistente Social era casi-profesional. En aquellos no había asistentes sociales en plantilla, éramos 3 alumnas en el curso 1977-78 y como alumnas llevábamos el departamento de asistente social.

Por ejemplo, durante mis prácticas de 2º estuve en un Psiquiátrico de Alicante favoreciendo la activación de las altas de enfermos y enfermas que permanecían ingresados a pesar de tener el alta psiquiátrica. Este centro estaba desbordado por el número de enfermos, y tenía la necesidad urgente de resolver el alta definitiva de un número importante de ellos. Las existencia de dificultades institucionales, puesto que se había perdido la relación con los familiares, hacia imposible efectuarla. La familia no acudía por diversos motivos al centro, además en algunos casos no se tenía ninguna información sobre su paradero.

La dirección del centro se planteó activar las altas de las/los enfermos que podían llevar una vida normalizada fuera de la institución. Para ello, contaron con las alumnas. Los psiquiatras y los psicólogos del centro fueron nuestros colaboradores en activar las altas y trabajar con los enfermos nuevas pautas de relación que les permitiera tener mejores estrategias en sus hogares.

La información que como alumnas presentábamos sobre las valoraciones familiares a psiquiatras y psicólogos del centro, era determinante en la toma de decisión de dar el alta a un enfermo. Nuestras valoraciones se presentaban en informes sociales y eran tenidas en muy en cuenta. Fue una tarea fácil ya que teníamos varias asignaturas relacionadas con la psicopatología de los enfermos. Nuestra intervención era muy valorada por todos pues además era una profesión sanitaria.

Los psicólogos del centro nos invitaban a participar en las sesiones de grupo, éramos muy necesarias para todos los profesionales y nosotras teníamos el mismo horario que ellos, superando con creces nuestra dedicación. Trabajábamos en jornadas donde no existía el reloj, nuestra ilusión era enorme. El esfuerzo era gratificado por la satisfacción que encontrábamos cuando conseguíamos un alta de un enfermo/a que volvía a encontrarse con su familia.

Todos, se habían olvidado que éramos alumnas, y en consecuencia nosotras también, esa percepción favoreció que aprendiera de mí misma y de las posibilidades de esta profesión muchísimo durante aquel curso.

Recuerdo que recorría el Psiquiátrico como si fuese mi casa y era un macrocentro. El trato con los enfermos y enfermas era muy próximo, algo que era difícil en un centro con gran hacinamiento. La perspectiva de las personas ingresadas eran que en realidad no estaban tan “locas” sino que esta sociedad las había etiquetado para excluirlas. Su entorno próximo había decidido poner una etiqueta “por no respetar las normas o sentir la realidad de forma diferente”.

La relación interdisciplinar que logramos en aquella experiencia ha sido determinante en mi vida profesional posterior al saber cual era mis competencias profesionales. La incorporación como profesionales con un status para participar como igual e intervenir en las decisiones que se tomaban a la hora de dar las altas, fue determinante.

Fue una experiencia que me permitió conocer, desarrollar y comprender la especificidad de esta profesión y conocer el potencial que tenía la familia, como recurso propio.

Al terminar, en 1979-1980 realicé el «Curso Superior Psicosociológico«, dirigido por Elisa Pérez de Ayala, en la Facultad de Medicina de Sevilla y con practicas detrás del espejo en el servicio de psiquiatría del Hospital Universitario “Virgen Macarena” realizadas por D. Francisco Ortega Bevia, especializado en terapia familiar sistémica. En Sevilla conocí los paradigmas sistémicos y una visión más amplia del trabajo social de la que había conocido. Todo ello aumenta la motivación para asistir a la unidad de Psiquiatría que estaba vinculada al curso, y poder aprender tras el espejo de las sesiones de terapia familiar que se celebraban y comentar las intervenciones desde las anotaciones que realizaba como observadora.

La oportunidad de conocer otro cuerpo teórico de interpretación y tratamiento de la realidad familiar y el trabajo social andaluz. Elisa Pérez de Ayala y otras profesoras del curso habían estado en Europa me ofrecieron una perspectiva muy diferente. Estas profesoras habían organizado el III Congreso Nacional de Asistentes Sociales en Sevilla con mucho éxito .

¿Has cumplido tus expectativas?

Creo que las he sobrepasado..

Empecé a trabajar muy pronto, durante los veranos y con 9 años tuve mi primer sueldo como aprendiz de modista, con un horario de 8 horas diarias. Hoy es imposible pensar en esa situación. Siempre he estudiado y trabajado, lo que me ha permitido fraguar una voluntad, disciplina y tenacidad especial.

En aquellos momentos nada hacia pensar que terminaría en la universidad como profesora. Esta actividad, ha sido lograda por el esfuerzo desarrollado y las ayudas de becas y apoyo familiar de mis padres. Sin descartar los ingresos por trabajos esporádicos, para pagar los estudios y la residencia.

Algunos de estos trabajos me entrenaron en la investigación, como la experiencia de agente censal que me permitió terminar con 18 años como responsable del grupo que realizo una investigación del Instituto Nacional de Estadística de Alicante. Este cargo me hizo coordinar la labor de un equipo formado por más de 10 personas, y los resultados eran presentados a los responsables de la oficina central. La mayoría de mis compañeros eran sociólogos y ahí mi interés por la sociología. Este hecho visto a distancia, hace que me asombre de todo lo que he realizado.

Además destacaría :
– Mi colaboración con 17 años en la puesta en marcha de la primera Asociación de Vecinos, siendo la responsable de realizar todos los trámites y de animar a los vecinos de un suburbio a la participación. Las circunstancias políticas de aquellos momentos eran especiales pues se sancionaba la participación ciudadana. En esta zona vivían personas con escasos recursos económicos y en una situación de exclusión social con un alto porcentaje de población gitana.
– Mi colaboración con 19 años en la Asociación Provincial de Asistentes Sociales de Alicante formando parte de un grupo de profesionales que estudiaron la posibilidad de formar una federación de asociaciones del País Valencià, según el acta que conservo firmada por la Presidenta Ma José Solbes. Esta Asociación fue la fuente del actual colegio profesional. La colegiación en diferentes colegios de las ciudades donde se reside ha sido el acceso al trabajo.

Este “equipaje” fueron los pilares que me han permitido desenvolverme en los distintos trabajos que he realizado como profesional.

Fue terminar la carrera y presentarme a todas las convocatorias. Quería trabajar y, por ello, he preparado oposiciones: para ayuntamientos, tanto de la provincia de Alicante, como de Madrid (recuerdo que en la convocatoria del Ayto. de Getafe, quede en 4a posición). También en Prisiones, Telefónica, ONCE, INSALUD, Mutuas Laborales, etc.

En determinados servicios acompañaba al equipo médico en su visita a los enfermos, de esta forma conocía a los enfermos ingresados para retomar posteriormente la intervención social necesaria. En aquellos momentos, la profesión era sanitaria y mi opinión era tenida en cuenta en la decisiones de altas, traslados, reingresos, servicios especiales, etc.

Fuente: http://www.redaccionmedica.com/secciones/privada/munuera-presenta-su-libro-de-mediacion-sanitaria-en-quironsalud-toledo-93450

 

2- Según tu experiencia: ¿Se aprende algo realmente útil y valioso en la Universidad o “el movimiento se demuestra andando”?

La Universidad es el centro de formación donde el estudiante toma conciencia de que él es autónomo y responsable de su aprendizaje. Se aprende si se lee, si se buscan las respuestas a todas las preguntas que nos formulamos, si se investigan las fuentes originales de la teoría, si se realizan discusiones prácticas sobre la misma.

Esto es algo que he aprendido a lo largo de mi vida y de mi formación en el doctorado de epistemología de las ciencias sociales.

¿Has aprendido más estudiando o a través de la experiencia profesional?

He aprendido de ambas fuentes, el adecuado aprendizaje las combina con la acción reflexiva que permite crear. El titulo de Asistente Social, no me tranquilizo. Creo que es algo común a todas/os los profesionales y en este caso a los trabajadores sociales.

Había algo que me pedía buscar más formación, y ese es el camino de la formación continua, pero de verdad¡¡¡. ¡¡Es un principio en la ética de todo profesional!!

Mi formación como Asistente Social no era universitaria. El centro tenía un convenio con el Ministerio de Educación. Este hecho me llevo a la Licenciatura en Sociología. Las aulas estaban en la Calle S. Bernardo donde el grupo era muy reducido, no llegábamos a 20 alumnos. Me llamo la atención, pues éramos menos en el aula que en la Escuela de Alicante, y allí había estudiantes de toda España.

3- ¿Entre todos tus estudios, tienes más apego por una disciplina que por otra?

Son perfiles profesionales diferentes y con funciones muy diferenciadas. Siento el Trabajo Social y la Mediación muy próximas.

La crisis socioeconómica impiden visualizar la rentabilidad económica y los beneficios personales y emocionales que conlleva el uso de la mediación. El futuro de la mediación lo creamos todos. Las experiencias consolidadas actualmente y la legislación existente van a favorecer su mayor desarrollo. Todos y cada uno de nosotros somos piezas de un puzle para construir la mediación.

A la trayectoria profesional vivida como Trabajadora Social en contextos relacionados con

la dependencia, se suma la experiencia como mediadora en el Programa Mediación Familiar para abordar situaciones de conflicto familiar relacionadas con la atención y/o convivencia con las personas mayores durante el año 2000 en el Ayuntamiento de Getafe (Madrid). La actuación como mediadora resolviendo conflictos de convivencia y relación en familias que cuidaban a personas mayores y la experiencia docente acumulada en cursos especializados de mediación, son el pilar de publicaciones sobre mediación en situación de dependencia.

Este proceso se culminó con la realización de una tesis que analiza las posibilidades que ofrece la mediación en situación de dependencia, estudiando sus componentes y demostrando su efectividad en la resolución de conflictos. Entre sus objetivos está el potenciar la autonomía de las personas en situación de dependencia funcional, desde el respeto de su dignidad como persona que se configura en su derecho a decidir, a tomar decisiones en un contexto de encuentro y diálogo (creado por la mediación).

En estos 15 años que estoy defendiendo las posibilidades que tiene la mediación en el ámbito de la salud y la dependencia funcional, he comprobado con gran satisfacción que esta idea se ha implementado en otros autores y centros, con la motivación de dar calidad de vida a las personas y familias que viven en situación de dependencia funcional.

¿Por qué?

Porque para mi están unidas. Siempre he creído en la capacidad que tienen las personas en resolver su futuro y mejorar su presente, ambos perfiles profesionales lo permiten.

 

Llevo como se puede apreciar años cargados de aventuras, de experiencias, pero sobre todo de muchas esperanzas en la profesión de Trabajo Social. Siempre he reivindicado la profesión con la mayor dignidad posible hasta el status que se merece: TRABAJADORES SOCIALES con MAYÚSCULAS.

Nuestra labor como Trabajadores Sociales, si en algo se diferencia de otros oficios y actividades, es porque trabajamos siempre con personas y, más allá de esta apreciación, defendemos los derechos de estas personas, en la inmensa mayoría de los casos desvalidas y desprotegidas.

El esfuerzo de estos años, mi trayectoria, no es el fin de un camino, sino el sentido del mismo, es y ha sido potenciar a las personas en sus potencialidades. Y creo que sigo así con mis alumnos y alumnas¡¡

4- ¿Qué es más difícil, enseñar o atender a personas cara a cara como profesional (en cualquiera de las disciplinas de las que has ejercido)?

Para mi es más fácil atender a las personas cara a cara. Como docente estas obligada a estar al día y tener respuesta a tus estudiantes. Los alumnos de hoy se cierran en su armadura “como el caballero de la armadura oxidada” y es una relación marcada por la calificación en las actas.

La mayor preocupación es motivar a los alumnos que quieren ejercer como Trabajadores Sociales o como mediadores con la finalidad de mejorar la calidad de vida de las personas que viven en situación de exclusión social. Estas personas viven en situación de exclusión y tienen “sueños”, estando dispuestos/as a luchar por ellos para conseguirlos. Ellos dudan de sus capacidades o de sus fuerzas para alcanzarlos y los trabajadores sociales tienen que potenciar sus capacidades.

5- Según muchos estudios, nuestras Universidades no destacan por sus buenos resultados ni por sus buenos rankings en comparación con otras de diferentes países

Para eso están los ranking de las revistas o periódicos.

¿Por qué elegiste la docencia?

Ella me eligió a mi. En 1987 empieza mi labor docente en la Escuela de Trabajo Social. Gracias a un anuncio de prensa donde se anunciaba la plaza. En aquella época era la Escuela Oficial de Asistentes Sociales y estaba situada enfrente del Hospital Clínico.

He impartido casi todas las asignaturas adscritas al Departamento de Trabajo Social en estos años que me han obligado a leer y preparar las clases.

¿Para “innovar educativamente” como señalas en tu página de LinkedIn7?

A lo largo de estos 28 años que llevo en la docencia he participado en distintas

Fuente: https://www.linkedin.com/in/mª-pilar-munuera-gómez-99266a42
Fuente: https://www.linkedin.com/in/mª-pilar-munuera-gómez-99266a42

investigaciones y proyectos de innovación en la docencia de Trabajo Social. Últimamente investigo sobre las posibilidades de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (NTICs), que me han llevado a conocer a personas y experiencias impresionantes¡¡. Las NTICs van a revolucionar todas las disciplinas, y queda poco por verlo.

El Trabajo Social debe innovar y tiene que estar al día, algo que ya decía Mary Richmond. Me preocupa la falta de motivación y confianza de algunos estudiantes. La motivación y la creatividad son el motor de la profesión del Trabajo Social. La innovación la presento en el aula de muchas formas, entre las que se encuentran las buenas prácticas o experiencias innovadoras existentes .

Las Universidades extranjeras que he visitado entre las que se encuentran: University British Columbia de Vancouver (Canadá), Chicago, New York, Turín (Italia), Estocolmo (Suecia), etc. son increíbles y tienen otros objetivos.

Es difícil competir con ellas desde nuestra percepción.

6- ¿Qué hace falta para mejorar la enseñanza según tu criterio? Sea cual sea la materia, aunque más concretamente en tu experiencia como profesora de Trabajo Social y Mediadora.

Hace falta motivar a estudiantes y profesores por la calidad de la enseñanza. Aquello que provoca que cada uno de nosotros tenga como muy bien describe Paulo Coelho en su libro del Alquimista, inicie su “viaje” en busca de la verdad, de la sabiduría, de aquello que cambia todo, etc. y que transforma los materiales más rústicos en “materiales preciosos”, es decir “el arte de la alquimia”.

Como profesora de Introducción al Trabajo Social en la Diplomatura de Trabajo Social de la Universidad Complutense, me he preocupado de conocer la historia de las pioneras de Trabajo Social, en ese proyecto siempre he tenido la dificultad de conocer de primera mano a los autores para poder comprender sus logros desde ellos, lo que les motivo en su vida, lo que consideraban fundamental y un largo etc. Esa preocupación me ha llevado a conocer de primera mano las maravillas que hicieron las pioneras y que pocas personas conocen en profundidad. Ese conocimiento me ha cambiado la percepción de la profesión. La inmersión profesional más la docencia impartida en diferentes contextos sobre mediación: asignatura optativa Mediación y Trabajo Social en el Grado de Trabajo Social de la Universidad Complutense de Madrid, cursos de especialización, publicaciones, congresos, jornadas, etc. Me han motivado a relacionar ambos contextos.

Los Trabajadores Sociales americanos son muy respetados y su estatus profesional está por encima de otras profesiones que en España tienen prioridad. Esa percepción se ha conseguido gracias a la actuación de instituciones académicas y profesionales. Ese debe ser el objetivo.

7- ¿Hay algo con lo que te hayas quedado con ganas de hacer? Ya sea en tus estudios (alguna carrera o especialización que desearas o hubieras deseado hacer, proyectos de investigación, etc.) o en tu vida profesional (algún puesto o lugar en el que te hubiera gustado trabajar, proyectos en los que involucrarte o que emprender, etc.).

Hace algunos años me preocupaba de forma especial que no se conociese a Mary Richmond. Hoy veo la necesidad de resolver proyectos financiados por Europa, el conocimiento de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (NTICs), etc.

Espero canalizar mi creatividad.

La felicidad y la confianza en mi misma son los principales soportes de todos los proyectos que en estos momentos pasan por mi mente. La capacidad de crear proyectos, de ilusionarme cada día por algo diferente me lleva a seguir creando y pensando mejorar día a día.

8- ¿Qué proyectos te depara el futuro?

En lo personal, seguir conciliando mi trabajo como profesora y con la familia. Y sobre todo, me queda seguir disfrutando de la vida, de los estudiantes que llegan a las asignaturas que imparto, etc.

En lo profesional, activar el curso “MOOC Discapacidad y Envejecimiento Activo. Soporte Tecnológico” en la plataforma MiriadaX

Para terminar, agradecer a los lectores de estas líneas su atención. Aquí quedan estos “retazos”, que de alguna manera reflejan algunos logros conseguidos. Dejar claro que siempre he tenido el mundo profesional en segundo plano.

Fuente: https://www.facebook.com/photo.php?fbid=1294956350535130&set=rpd.100000623313292&type=3&theater

Desde Gerosol, le queremos dar las gracias a María del Pilar Munuera por las respuestas que nos ha brindado en este cuestionario. Para saber más sobre su trayectoria o para seguir sus pasos en las redes sociales, os dejamos a continuación los enlaces a sus diferentes webs