¿En qué consiste la diabetes? Es una pregunta que muchas personas se hacen a menudo, y de hecho resulta realmente importante entender la enfermedad, para poder lidiar con ella y prevenir algunos de los graves problemas que puede causar. Cuanto más conozcas y aprendas, mejor podrás manejarla y vivir con ella como si no la tuvieras.
El azúcar como protagonista
El azúcar se trata de uno de los nutrientes más habituales, ya sea ingerido en su forma simple o a través de los carbohidratos, y es importante para el funcionamiento de nuestro organismo, en especial del cerebro. La insulina, una hormona segregada por el páncreas, ayuda a que la glucosa presente en el torrente sanguíneo ingrese en las células para su posterior uso. Sin embargo, se puede producir un mal funcionamiento de esta hormona, o una escasa producción, lo que genera una acumulación en sangre del azúcar. Esta patología se denomina diabetes. En la actualidad, se reconocen cuatro tipos de diabetes:
Diabetes tipo 1: típica en edades tempranas de la vida, generalmente antes de los 30-40 años. En su tratamiento suele necesitar casi siempre insulina.
Diabetes tipo 2: es la más frecuente y generalmente se da en personas obesas y de edad más avanzada. No siempre necesita insulina, sobre todo en las fases tempranas de la enfermedad, y puede controlarse con dieta y fármacos antidiabéticos.
Diabetes gestacional: el embarazo es una situación que favorece el mal control del azúcar en sangre y que puede derivar en una diabetes gestacional. Por esta razón, aproximadamente en la semana 28 de gestación se realiza un test especial a todas las embarazadas, para valorar si existe diabetes. Aunque en general se retorna al estado no diabético tras el embarazo, se genera un riesgo a padecer una diabetes franca al cabo de los años.
Otros tipos específicos de diabetes: aquellas provocadas por algunos defectos genéticos de las células, defectos genéticos en la acción de la insulina, enfermedades de la función exocrina del páncreas y al uso de algunos medicamentos.
Los primeros síntomas de la diabetes son necesidad de orinar con mucha frecuencia, y las sensaciones de sed y hambre constantes. También suele aparecer debilidad, pérdida de peso y molestias digestivas. No obstante, la diabetes tipo 2 puede no presentar síntomas durante años y diagnosticarse por un análisis de forma casual.
Un nivel de glucosa permanentemente alto en la sangre daña los vasos sanguíneos y puede provocar el desarrollo de complicaciones secundarias o tardías. Entre estos efectos tardíos propios de la «enfermedad del azúcar» se encuentran el infarto de miocardio, el ictus, las alteraciones de la retina, el deterioro de la función renal y la disfunción eréctil. Los nervios dañados por la diabetes pueden provocar una sensación de entumecimiento y trastornos sensoriales. Para prevenir o retrasar estas complicaciones es crucial que el nivel de azúcar en la sangre se regule cuidadosamente y durante toda la vida.
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La dieta y el ejercicio como aliados
Adoptar unas correctas pautas nutricionales, permanecer activo, y seguir el tratamiento y los controles indicados por el médico, son las claves para el manejo de la enfermedad.
Cuando los hidratos de carbono se digieren se convierten en glucosa y nuestros niveles de glucemia aumentan, por lo tanto, diferenciar qué alimentos contienen hidratos de carbono nos resultará de gran ayuda en el control de la diabetes. Sin embargo, existe el error de reducir drásticamente la ingesta de alimentos que contengan hidratos de carbono como el pan, cereales, arroz, pasta… Muchas personas con diabetes identifican estos alimentos como “malos”, eliminándolos de su dieta. Este tipo de alimentos (ricos en hidratos de carbono) son una importante fuente de energía para nuestro organismo y forman parte de un plan de alimentación saludable. Puede ser que en función del control glucémico sea necesario controlar las cantidades pero no suprimirlos por completo.
El tratamiento de la diabetes farmacológico se basa en la utilización de pastillas asociadas a insulina. El medicamento antidiabético de referencia para el tratamiento es la metformina. Cuando no es posible controlar la diabetes con las medidas referidas anteriormente, se hace imprescindible la utilización de la insulina a través de inyecciones.
En la diabetes intervienen factores genéticos, ambientales y personales y además, en su prevención y cuidado es esencial mantener un estilo de vida saludable. Como en cualquier enfermedad crónica, la actitud de la persona influye enormemente en los resultados.
Fuentes de información
http://www.bd.com/mexico/diabetes/main.aspx?cat=3258&id=3279
http://www.cuidateplus.com/enfermedades/digestivas/diabetes.html