En la actualidad, la sociedad se está enfrentando al progresivo aumento de su población mayor, una realidad totalmente inédita en la historia de la humanidad. Este hecho es por un lado un regalo de la sociedad del bienestar, pero a la vez un reto al plantearnos nuevas situaciones a nivel político, médico, social o personal. Uno de ellos es cómo entender la violencia y maltrato que se puede producir hacia las personas mayores.
El maltrato a las personas mayores es aún un tema tabú, pues se sabe que existe, que es frecuente, pero nadie lo ve o quiere verlo. Es un asunto enormemente complejo, pero no nuevo ni extraño. Su observación y calificación no supera las tres décadas.
Identificarlo en todas sus facetas
No nos olvidemos que el maltrato hacia la tercera edad es algo muy común en la sociedad moderna, sin embargo muchas veces los maltratadores no tienen conciencia de su conducta, pues poseen una noción muy reducida de este fenómeno, que no se puede reducir solo a golpear a un anciano, ya que cualquier acción que implique una limitación o privación de derechos del mayor, de su intimidad, o la satisfacción de sus necesidades se clasifica como abusiva. Se reconoce que los ancianos forman parte de una población vulnerable y susceptible a recibir malos tratos y se considera este fenómeno como un grave problema social, que todos debemos ayudar a resolver, sin importar las raíces culturales y psicológicas, ni el nivel económico y educativo de quien lo ejerce o lo padece.
Aunque hay poca información sobre el alcance del maltrato en la población de edad avanzada, especialmente en los países en desarrollo, se calcula que 1 de cada 10 personas mayores ha sufrido malos tratos en el último mes. Este hecho se produce en la mayoría de los casos dentro de los “muros” del domicilio, lo que dificulta su detección e intervención.
La intervención ante negligencia y malos tratos se lleva a cabo por un equipo multidisciplinar integrado por una psicóloga, una trabajadora social y una enfermera, que acuden a los domicilios de las víctimas y de los responsables, dando una respuesta integral a la situación de maltrato.
Cuidar al cuidador
Un aspecto importante que se debe tener en cuenta es el de capacitar, formar y apoyar constantemente a los familiares y cuidadores de los ancianos, por su propio bienestar y, por tanto, por el bienestar de las personas mayores a las que cuidan. Los cuidadores necesitan descanso, vacaciones y compartir la tarea. En ocasiones, les será muy útil recibir el asesoramiento de profesionales, tanto para mejorar su capacitación asistencial, como para superar la sobrecarga, el estrés y la rutina, que llevan a muchos cuidadores a “quemarse”.
Como hemos dicho anteriormente el maltrato a las personas mayores supone una vulneración de su dignidad y derechos. Los mismos mínimos de educación, respeto y dignidad que exigimos para nosotros debemos reclamarlos de forma rigurosa para nuestros mayores; no pueden obviarse por el hecho de que algunos mayores necesiten ayuda o estén en situación de dependencia económica, funcional, o de cualquier otro tipo.
Fuentes de información
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs357/es/
http://administraciojusticia.gencat.cat/web/.content/documents/arxius/protocol_grancast.pdf