Me preguntan por qué cada mañana hablo con ella… Y mi respuesta es clara: porque puede que ella ya no sepa quién soy yo… Pero yo sí sé muy bien quién es ella y así se lo seguiré recordando día tras día.
Vivimos en la era de la información y la comunicación, de la interconexión digital y de la interacción instantánea, aunque nos encontremos alejados por miles de kilómetros. Esta interacción se fundamenta básicamente en la comunicación verbal, ya sea oral o escrita, quedando muy a menudo la comunicación no verbal en un segundo plano. Tampoco resulta menos cierto que todas las personas mayores, dependientes, con problemas sociales o sanos, necesitan ser atendidos/as desde un campo de atención integral: cuidados, atención médica y social. Sin embargo, hay un aspecto muy importante que incide en su calidad de vida muy satisfactoriamente, que es ser escuchados tanto por su familia, cuidadores y la sociedad en general. A través del presente artículo descubrirás la importancia que tiene comunicarnos con nuestros mayores y como lograrlo en caso de que padezcan deterioro cognitivo.
Escuchar con todos los sentidos
El relato de historias vitales se da de forma más frecuente en las personas mayores, pero es algo que empezamos a construir desde la adolescencia (o incluso desde la infancia), como expresión de nuestra identidad personal. Este tipo de relato nos sirve para comprender la vida y a nosotros mismos, favorece nuestro desarrollo y nos permite evaluarnos de forma positiva, a través de narraciones que nos refuerzan, haciendo el pasado más asumible y ayudándonos a manejar el presente. Compartirlo también contribuye a mejorar las relaciones sociales, nos produce bienestar a corto plazo y es una buena forma de transmitir conocimientos.
Por consiguiente, la comunicación y la escucha son dos procesos fundamentales en el bienestar de las personas cuándo van envejeciendo, ya que sus necesidades de relación van unidas a la escucha activa, que se traduce en disponibilidad, cercanía, empatía y la posibilidad de encuentros intergeneracionales. Además, la escucha crea la mejor disposición para acompañar a vivir y a “caminar con el otro”, comprendiéndole y entendiéndole, pero exige el talante de acoger en cualquier situación cotidiana, de tristeza o desesperación, entre otras.
Así pues, escuchar es más que oír, significa querer comprender a nuestros mayores, ya que más grande que las palabras son los sentimientos. También es respetar y ayudar, siendo la escucha activa una de las caricias más positivas apreciadas por las personas, y es que cuándo se siente escuchado/a tiene la cálida percepción de tener valor a los ojos de los demás. Con la mirada se estrecha la relación con los sentimientos, con ella se puede construir, curar, cuidar, dar serenidad, confianza y por supuesto, se puede expresar amor y complicidad. Está comprobado que, en el trato con pacientes con deterioro cognitivo, el componente no verbal del lenguaje se convierte en un elemento central para lograr una comunicación efectiva con las personas.
Una comunicación fluida y centrada
En Gerosol sabemos que existen diversas prácticas que podemos utilizar para comunicarnos con personas mayores que padecen un deterioro cognitivo avanzado, como demencia o Alzheimer. No nos podemos dirigir a estas personas de la misma forma que lo hacemos habitualmente con nuestro entorno, puesto que ellos necesitan recibir la comunicación de otra manera, consiguiendo así que la comunicación sea recíproca.
Los siguientes consejos los pueden utilizar cuidadores, familiares, trabajadores etc. Porque son válidos y aplicables en todos los casos.
Es muy importante situarnos ante la persona mayor para hablarle. Esto no lo olvides nunca: justo delante. ¿Cómo debemos actuar? Antes de ponerse a hablarle es necesario que nos aseguremos de que el mayor está prestando atención. Y si la persona estuviera sentada, debemos situarnos a la misma altura y mantener el contacto visual. Necesitamos captar toda su atención para facilitar el proceso de comunicación.
¿Qué tipo de lenguaje debemos emplear ante una persona con demencia o Alzheimer? La respuesta es tan sencilla como la acción en sí: siempre hay que utilizar un lenguaje sencillo, con frases cortas y directas.
Mejor utilizar un tono de voz bajito, amigable y amable, para proporcionarle sensación de calma, bienestar y cariño. Esto es algo primordial y todo el personal de Gerosol estamos muy sensibilizados en este sentido.
Eliminemos siempre los ruidos de fondo. ¿A qué nos referimos? Pues a la televisión, la música, la radio, el ruido de la calle… Pueden dificultar que la persona mayor preste atención a lo que le estamos diciendo. Todo el ambiente debe ser bien nítido.
Hay que emplear todo el rato preguntas sencillas con esa persona, y mejor que sean siempre cuestiones cerradas para facilitar la respuesta, nada de temas abiertos y amplios. Una vez emitida la pregunta o la información, nuestros terapeutas recomiendan repetir la misma información o pregunta con las mismas palabras. Exactamente las mismas, para evitar dispersión en la comunicación.
Hay que darle tiempo suficiente para responder, nada de interrumpir o pedir respuesta con rapidez. Y mucho menos mostrarnos nerviosos, tenemos todo el tiempo del mundo para él o ella.
También creemos que funciona muy bien motivar a la persona para que se exprese, y nunca hablar por ella. La debemos guiar, llevar por el camino hacia la respuesta, pero nunca pisarle o contestar en su lugar.
Finalmente, desde Gerosol queremos incidir en que a veces, solamente a través de gestos, miradas, caricias, abrazos, besos y palabras, somos capaces de procurar una gran información comunicativa. Los pacientes afectados por deterioro cognitivo pueden haber o no perdido aptitudes relacionadas con la comunicación verbal, pero las evocaciones relacionadas con la comunicación no verbal siguen intactas; los sentimientos y las emociones siguen habitando dentro de ellos.