Día Mundial del Parkinson: Día mundial de muchas personas

LA ENFERMEDAD DE PARKINSON

Hasta hace muy poco, se consideraba que el Parkinson era únicamente un trastorno del sistema nervioso central caracterizado por la degeneración de un tipo de células que se encuentran en una región del cerebro denominada “ganglios basales”, y especialmente en una parte del tronco del encéfalo llamada sustancia negra. Estas células fabrican una sustancia denominada dopamina, responsable de transmitir la información necesaria para el correcto control de los movimientos. Cuando hay una marcada reducción del nivel de dopamina, las estructuras que reciben esta sustancia (receptores dopaminérgicos) localizadas en una región del cerebro denominada “cuerpo estriado”, no son estimuladas de manera conveniente y esto se traduce en temblor, rigidez, lentitud de movimiento e inestabilidad postural, entre otros síntomas.

Durante muchos años la enfermedad se ha relacionado con este fallo neuronal en la sustancia negra con el déficit de un neurotransmisor llamado dopamina y con síntomas exclusivamente de carácter motor, como el temblor. Actualmente, estamos inmersos en una posible nueva redefinición de la enfermedad en la que se describen daños en diversas estructuras del sistema nervioso, varios neurotransmisores implicados y una sintomatología diversa por afectación de distintos sistemas, además de los problemas motores. Estos sistemas son el autonómico (cambios en la sudoración, hipotensión ortostática, alteraciones gastrointestinales y genitourinarias…), el sistema límbico y el somatosensitivo. También se observan alteraciones en la conducta de la persona afectada y en el estado de ánimo.

El Parkinson es una enfermedad crónica y afecta de diferente manera a las personas que la padecen. La evolución puede ser muy lenta en algunos pacientes y en otros puede evolucionar más rápidamente. No es una enfermedad fatal, lo que significa que el afectado no va a fallecer a causa del párkinson.

Fuente

A pesar de todos los avances de la neurología, hoy en día se desconoce la etiología de esta enfermedad, es decir, sus causas; por lo que también se desconoce cómo prevenirla. Afecta tanto a hombres como a mujeres y más del 70% de las personas diagnosticadas de Parkinson supera los 65 años de edad. Sin embargo, no es una enfermedad exclusivamente de personas de edad avanzada ya que el 30% de los diagnosticados es menor de 65 años.

Así lo expresan: Dra. Mª José Catalán, neuróloga de la Unidad de Trastornos del Movimiento del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. Dr. Alfredo Rodríguez del Álamo, neuropsicólogo e investigador

 

DIAGNÓSTICO TARDÍO

El Diagnóstico tardío de la enfermedad es, como en otras muchas patologías, un factor determinante en un desenlace negativo de la misma. Generalmente, si un paciente es diagnosticado con esa afección ya ha perdido entre 70-80% de sus neuronas dopaminérgicas y padece un daño irreversible.

Para mantener al resto de esas células en funcionamiento, se trata a los enfermos con Levodopa, que propicia la generación de dopamina, a fin de controlar parcialmente los síntomas.

 

INVESTIGACIONES RECIENTES

Un grupo de investigadores vascos del Servicio vasco de Salud Osakidetza y la Universidad de Deusto ha identificado en pacientes con enfermedad de Parkinson alteraciones características en la retina y en la piel.

En un comunicado, Osakidetza ha destacado que los 6,3 millones de personas que en todo el mundo padecen esta enfermedad tienen «motivos para la esperanza», ya que un grupo de investigadores vascos de su Instituto Biocruces y de la Universidad de Deusto han llevado a cabo una investigación que demuestra que «es posible estudiar el Parkinson a través de la retina y la piel, dos órganos fácilmente accesibles por pruebas no invasivas y que ofrecen enormes posibilidades para mejorar el diagnóstico precoz«.

 

Durante la investigación se han descubierto «cambios en la vía visual y a nivel de la piel que invitan a pensar que son biomarcadores«, según ha explicado el doctor Juan Carlos Gómez-Esteban, uno de los investigadores principales del proyecto.

El experto ha indicado que, en el caso de la retina, el Parkinson ocasiona «unos cambios morfológicos progresivos, con un patrón de adelgazamiento característico de algunas sus capas, que justificaría gran parte de los síntomas visuales que muchos pacientes experimentan años antes de ser diagnosticados de la enfermedad«.

 

Además, a nivel cutáneo el estudio ha demostrado que en el Parkinson no sólo hay una disminución de la sudoración sino que, tras analizar las biopsias de piel, «los mismos hallazgos que se ven en el cerebro los encontramos también en los fascículos nerviosos de la piel de estos pacientes«.

Fuente

El proyecto desarrollado por Osakidetza y la Universidad de Deusto ha sidosubvencionado por la fundación Michael J. Fox y el Fondo de Investigación en Salud del Instituto de Salud Carlos III. En total, se han estudiado más de 50 pacientes. Los resultados que arroja la investigación se darán a conocer este mismo año en la reunión anual de la Academia Americana de Neurología, que se celebrará en Vancouver (Canadá) del 15 al 21 de abril.