Muchas personas creen que el éxito trae la felicidad. Tendemos a pensar que tenemos que alcanzar ciertos logros e hitos para obtener un cierto nivel de felicidad. Pensamos que si nos licenciamos, empezamos un negocio que funciona, nos casamos, compramos una buena casa y creamos una familia, la felicidad vendrá por sí sola. Además, al parecer el dinero lo es todo y nos da una tranquilidad de satisfacción incomparable. Pero tal y como explica Mo Gawdat, la felicidad no es una consecuencia del éxito.
La felicidad como factor de éxito
Mo Gawdat cuenta que una tarde, hace casi 20 años, se compró por internet dos Rolls-Royce simplemente porque podía hacerlo. En el fondo lo que intentaba era llenar un vacío interior, de su alma. Cuando llegaron esos preciosos y costosos clásicos su ánimo no cambió para nada.
Trabajó en firmas como IBM, Microsoft y Google, ejerciendo de ingeniero y ejecutivo. A los 28 años de edad ya había logrado ser un prestigioso ejecutivo. Sin embargo, cuantos más logros obtenía más infeliz se sentía. Fue así como en el año 2001 empezó a atacar el problema relacionado con la felicidad, pero desde su punto de vista como hombre de negocios e ingeniero. Un punto de vista lógico, matemático y científico, el cual busca entender cómo el cerebro capta y procesa la alegría y la tristeza.
Finalmente, tras varios años de reflexión y de análisis de variables, el ingeniero llegó a la solución: la felicidad es igual o mayor que los acontecimientos de tu vida menos tu expectativa de cómo debería ser la vida. Hoy esta teoría queda plasmada en su reciente libro “El algoritmo de la felicidad”.
Si la ecuación planteada por Mo Gawdat es tan simple, entonces ¿por qué es tan difícil encontrar la felicidad y por qué no somos felices todo el tiempo? ¿Qué es lo que está mal? La respuesta es sencilla: porque simplemente estamos buscando la felicidad en el lugar equivocado.
Por ejemplo, las redes sociales a veces muestran nuestra superficialidad, nuestro ego, nuestra pretensión, y también nuestra soledad. Puedes dejar de usarlas, o puedes tratar de cambiarlas, pidiéndoles a sus responsables que las cambien. Si todos consideramos la felicidad nuestra prioridad, y pedimos que los productos nos aporten eso, el próximo diseñador lo tendrá en cuenta. Además, está en tu mano utilizar las redes sociales para buenos fines,
Hay dos estados de ánimo que suelen confundirse en el mundo actual: diversión y felicidad. La primera consiste en momentos pasajeros de euforia que camuflan nuestro verdadero ánimo. Ser feliz es un estado permanente y factible al que se llega cuando se abandona la utópica creencia de que todo lo que deseamos es alcanzable: “La felicidad es ese estado pacífico y satisfecho en el que te dices: ‘Me gusta el mundo tal y como está’”.
Años más tarde, el algoritmo de Mo fue sometido a una durísima prueba cuando su hijo, Ali, murió con tan sólo 21 años de manera repentina por un error médico en una operación de apendicitis. Él y su familia pusieron en práctica la ecuación y pudieron salir de la desesperación y recuperase de la tragedia.
Manejar emociones y aceptar las verdades
En la hipótesis que desarrolló, el ingeniero destacó que debemos aprender a manejar 6 grandes ilusiones para funcionar apropiadamente: pensamiento, conocimiento, ego, tiempo, control y miedo; y evitar 7 ángulos muertos o puntos ciegos: filtros, suposiciones, recuerdos, previsiones, etiquetas, emociones y exageraciones; estos 13 aspectos deforman nuestra visión de la vida. Además, debemos acoger 5 máximas verdades: el cambio, el amor, el presente, la muerte y la creación.
Para sorpresa de cualquier persona, ni el dinero, ni la salud, ni el éxito ni la seguridad son factores que se contemplan en esta ecuación.
El ensayista facilita varias conclusiones, como que las grandes ciudades reducen la felicidad. Explica que la dicha está dentro de uno y no fuera y que los seres humanos somos felices por defecto, como demuestra que un niño con sus necesidades básicas atendidas suele estar siempre contento. Recomienda no preocuparse por lo que todavía no ha ocurrido; se abona al viejo carpe diem: para ser felices hay que vivir en el presente. También es de gran ayuda el amor incondicional de tus seres queridos.
Mo Gawdat ha dejado su trabajo para dedicarse a tiempo completo a la misión con la que quiere honrar la memoria de su hijo. Ha enseñado su teoría a miles de Googlers cambiándole la vida a más del 90% de aquellas personas que han recibido dicha formación, la cual también se ha expandido a otras empresas. Su misión es hacer expandir su algoritmo, a través de su libro, de la fundación onebillionhappy.org y el movimiento #onebillionhappy para lograr que el contador de personas más felices en el mundo siga creciendo exponencialmente.
Está claro que el protagonista de esta historia ni es gurú, ni es coach, ni le quiere vender la moto a nadie, pero le está cambiando la vida a millones de personas. Un secreto que hemos encontrado para sentirnos más felices es la generosidad, un cambio de actitud en nuestro comportamiento, dejando de mirarnos tanto a nosotros mismos. Mirar alrededor y descubrir que hay personas a las que puedes ayudar a ser más felices, será el empujón definitivo para que tú también consigas ser feliz.
Fuente de información
http://www.elmundo.es/papel/lideres/2018/02/15/5a847455e5fdea540c8b45a4.html