La familia es uno de los vínculos afectivos más importantes de nuestra vida y una relación decisiva para nuestro desarrollo infantil y adulto. Se trata del contexto en el que se inicia la socialización, se gesta nuestro desarrollo emocional y se accede a múltiples aprendizajes. Además, cada niño pertenece a un mundo familiar concreto donde se transmiten, de manera única e irrepetible, conocimientos, valores y normas.
La relación con nuestra familia en tiempos de confinamiento
Los tipos de familia actuales son muy diferentes a las familias de hace 50 años, así como esas también lo eran respecto a las de 50 años atrás. La evolución del concepto y los tipos de familia ha variado progresivamente al igual que lo ha hecho la sociedad y la cultura, dando lugar a una diversidad muy amplia. Donde antes solo se podía hablar de la familia nuclear (padre, madre e hijo/s), actualmente tenemos otros tipos de familia: las familias biparentales sin hijos, familias biparentales con hijos, familias homoparentales, familias reconstituidas, familias monoparentales, familias de acogida, familias adoptivas y familias extensas.
No hay ningún modelo de familia que sea mejor que el resto. La composición o estructura de la familia o los lazos legales no garantizan un buen desarrollo infantil. El afecto, la comunicación, la estimulación y la buena relación entre los miembros de una familia sí son fundamentales para la crianza y el desarrollo infantil.
El próximo 15 de mayo se celebra el Día Internacional de la Familia, proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, con la finalidad de reflexionar sobre estos poderosos lazos que nos vinculan a las personas más cercanas de nuestro entorno.
Pues bien, a día de hoy, debido a las características y normas impuestas por el estado de alarma y el confinamiento en casa, muchos nos vemos en la obligación de tener que compaginar y compartir con la familia todas las vertientes de nuestra vida que de forma habitual realizamos por separado. En un mismo espacio y tiempo tenemos que incorporar, coordinar y llevar a cabo nuestras obligaciones laborales, educativas, familiares y personales.
Igual que necesitamos del seno familiar para nuestro desarrollo, seguridad y bienestar, estos días, las dinámicas diarias a las que estamos acostumbrados, se están viendo afectadas por la constante presencia del resto de los miembros de la familia, lo que puede generar ciertas situaciones problemáticas.
Debido a la estrecha relación entre los miembros de la familia, la conducta de cualquiera de ellos afecta directamente al resto, y al compartir más tiempo juntos por el confinamiento aumentan las probabilidades de que aparezcan disputas, conflictos, discusiones y malentendidos.
El descenso de los ingresos familiares, el cese de trabajo o la enfermedad, hace que muchas personas se encuentren en un momento de vulnerabilidad grave. Esta es una consecuencia más del virus al que nos enfrentamos.
Estamos viviendo una contingencia que no respeta sexo, edad ni condición social. Una situación que saca nuestro lado humano y empático por quienes tienen a un miembro de su familia en una cama de hospital, o peor, por quienes han perdido a un ser querido.
Cuídate tú para cuidar a los demás
Ni despedidas, ni besos, ni abrazos, ni manos tendidas…Las estrictas medidas de seguridad sanitarias impuestas por las autoridades impiden a los familiares y amigos llevar a cabo el ritual de despedida del ser querido como lo hemos conocido hasta ahora, lo que puede conducir a los más cercanos a prolongar el proceso de duelo.
En Gerosol creemos que el entorno familiar favorece sustancialmente al restablecimiento emocional de nuestros beneficiarios/as.
“Cuídate tú para que cuides a todos”. Una frase que muestra la solidaridad humana, que nos recuerda que todos necesitamos de todos, que hoy todos somos una familia, sin importar si somos cercanos o no, o si tenemos algún parentesco. Hoy no es el momento de discriminar o de polarizar a la sociedad; hoy todos debemos cuidarnos, como familia, como un mismo núcleo. Debemos demostrar que estamos preparados para ejercer la solidaridad, se trata de pensar que todos tenemos padres y abuelos que son los más vulnerables y las medidas de distanciamiento, aunque duras, son necesarias quizás tengamos que estar más alejados de ellos para protegerlos y el esfuerzo vendrá en este sentido.
Mientras no exista una vacuna, el mejor antídoto es cuidar de los demás, cuidándonos a nosotros mismos. Mantenernos sanos y aislados ayudará a que nuestra familia, amigos y entorno se mantengan sanos también. Cuidar de los demás es una muestra de nobleza que tal vez nadie te agradezca, pero es algo que tú sabrás que hiciste bien.
Estamos viviendo una gran lección como sociedad; abramos la mente y corazones a una nueva etapa, una etapa donde la esperanza, el amor y la solidaridad sean los protagonistas. Mostremos que la sociedad es una gran familia.