Y qué sucede si sufro una amputación…

Muchas veces nos preguntamos cómo podemos aprender a vivir sin un brazo o sin una pierna, incluso a veces marginamos a las personas, sin embargo, hasta que no lo vivimos de cerca, no lo entendemos. Conscientes de ello, a través de este artículo, abrimos una ventana a esta realidad en el que también está presente el coronavirus, como otra de sus tantas secuelas.

La pérdida de una extremidad es un cambio de vida, y la dimensión de este cambio depende de variables que hacen que los desafíos que enfrenta cada persona sean únicos. Una amputación podría ser sólo un pequeño punto en el panorama de la vida para algunos; mientras que, para otros, puede ser como entrar en otro mundo en el que incluso las actividades más comunes de la vida diaria tienen que ser reconsideradas y reaprendidas.

La amputación puede derivarse de diversas patologías o traumatismos

Se denomina amputación al procedimiento quirúrgico que comprende la extirpación de una extremidad, como un brazo o una pierna, o solamente parte del miembro, un dedo. En general se produce como consecuencia de una lesión, enfermedad, infección que puede derivar en necrosis isquémica, de modo que la zona afectada se queda sin riego sanguíneo y empieza a morir por la falta de nutrientes y de oxígeno, tras lo cual es necesario amputar. Otra razón puede derivarse de la cirugía, por ejemplo, para la extirpación de tumores de los huesos y músculos.

Una vez realizada la operación, y una vez el brazo, la mano o la pierna está amputada, es necesario prestar especial atención a las curas del muñón de amputación o muñón residual. Los cuidados del muñón en amputados son muy importantes tanto para curar la herida como para preparar esa parte del cuerpo para el uso de una prótesis. Para ello, es necesario que el muñón no genere dolor, que pueda soportar peso y que tenga movilidad en todas las direcciones.

Queremos recordar que una de las consecuencias más graves que produce el coronavirus, además de la respiratoria, son los trombos, que en el peor de los casos puede implicar la amputación de un miembro. Aún no se tienen datos relevantes de prevalencia, pero es una de las patologías que se están viendo y que pueden condicionar más el tratamiento de fisioterapia en los pacientes. El tratamiento fisioterapéutico va a ser indispensable, ya que las secuelas pueden tener incidencia en la vida del paciente.

Prepararse mental y físicamente para los cambios

El objetivo de la rehabilitación de amputados de un miembro inferior (también en amputación de mano) es otorgar a los pacientes la mayor movilidad e independencia. Por tanto, aprender a caminar con la prótesis es otro de los retos de la rehabilitación de amputados de un miembro inferior. De hecho, seleccionar los componentes protésicos y saber usarlos es clave.

También ocurre que muchos pacientes que han sufrido una amputación afirma experimentar sensaciones que parecen emanar de la parte amputada del miembro. La mayoría de las veces estas sensaciones «fantasmas» son indoloras y de intensidad lo suficientemente baja como para no provocar más que una moderada perturbación. Las sensaciones son generalmente similares a aquellas que se sienten en un miembro intacto, incluyendo calor, picazón, sensación de posición y una moderada compresión.

Al mismo tiempo, tiene especial relevancia que las personas amputadas no estén solas durante el proceso de adaptación o transición. Este tiempo puede prolongarse y en él experimentarán muchos cambios, algunos de ellos drásticos, como reaprender muchas actividades cotidianas como ir al baño, cocinar o limpiar la casa. En este sentido es importante que la familia al completo se involucre en las modificaciones y adaptaciones del hogar incluyendo la instalación de barras en el baño, cambiar la bañera por una ducha o ampliar las puertas para manejar la silla de ruedas.

Una vez más, desde Gerosol, comprobamos que la clave para obtener mejores resultados es garantizar que los pacientes reciban una atención multidisciplinar apropiada a las necesidades físicas y psicológicas. Nuestra filosofía le permite dotar a la persona asistida del protagonismo que precisa, y eso nos entusiasma, ya que todo el equipo de profesionales, tales como los fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, trabajadores sociales, psicólogos…estarán en todo momento a su lado.

No olvidemos a quienes hoy sufren porque han perdido una extremidad, ya sea por enfermedad, accidente, o coronavirus, les digo que lo que importa es hacer de nuestra existencia una vida que valga la pena vivirse. Que más que piel y huesos, lo que abunde en nuestro cuerpo sea un espíritu capaz y deseoso de salir adelante. Y es que la resiliencia tiene que convertirse en tu segundo nombre.