A propósito de los Educadores y los Programas de Entrenamiento Cognitivos para Adultos Mayores

A continuación compartimos con vosotros un interesantísimo artículo de Gustavo Juan Pérez Zabatta, Psicólogo Social especializado en Gerontología y Director de CESA (Centro de Estudios Sociales Argentino), que nos relata bajo su experto punto de vista la importancia que tiene el envejecimiento activo a través de un adecuado aprendizaje. ¿Qué os parece? ¿Estáis de acuerdo?

Os adjuntamos a continuación un enlace para que podáis descargaros el pdf o, si así lo preferís, podéis leerlo a continuación como todas nuestras anteriores entradas.

mayores

Esperamos que, al igual que nosotros, disfrutéis de las próximas líneas y que os sean de utilidad:

LinkA Propósito de los Educadores y los Programas de Entrenamiento Cognitivos para Adultos Mayores

Texto:

«Hoy en día asistimos a una enorme cantidad y variedad de cursos orientados a los adultos mayores y, por cierto, con muy buena respuesta por parte de éstos, ávidos de incorporar nuevos conocimientos y de integrarse activamente a una sociedad que muchas veces lo excluye.

A partir de esta realidad me he puesto a reflexionar sobre qué características debería reunir un programa de entrenamiento cognitivo, para que pueda ser aplicado con éxito en personas mayores.

Por cierto también, estuve pensando sobre las cualidades que el educador, facilitador de esos programas, sería deseable tuviera, de manera tal que todo el proceso tenga las mayores garantías de éxito.

Muy bien, acá vamos.

El educador o facilitador debe considerar que la inteligencia, es una capacidad cognitiva multidimensional, dónde vemos involucradas múltiples habilidades mentales, por lo cual, es imprescindible que sepa realizar con fino criterio, una selección de actividades, que apunten a fortalecer esas capacidades cognitivas. 

Las habilidades mentales como sabemos, divergen en sus patrones de cambio, lo que hace necesario, hallar dinámicas que sean opuestas, incrementadas o de-crementadas, en procura de satisfacer esa multidireccionalidad del cambio intelectual. Esto se verá exitoso, en la medida que favorezca procesos de compensación, de forma tal que, el adulto mayor pueda activar distintas capacidades.

Por supuesto que aceptamos que no es fácil manejar esta variabilidad. Aquí jugará muy fuerte la experiencia y las habilidades del educador – facilitador. Pero así mismo, esta variabilidad hace que el facilitador, evite el prejuicio que los adultos mayores usan sus habilidades todos del mismo modo y / o que, poseen las mismas capacidades. Es decir, el educador debe estar muy atento a sus propios prejuicios y / o a los prejuicios inducidos por el contexto donde trabaja.

Respecto a los programas de entrenamiento, sería interesante que promuevan la adquisición y restructuración de esquemas y conocimientos, frente a la plasticidad que guardan las estructuras cognitivas.

El aporte, deberá ser innovador, creativo y diverso, de manera de provocar el interés de los adultos mayores en las actividades a realizar.

Otro dato importante que el educador / facilitador debe tener en cuenta, es el nivel de influencia que ejerce el ambiente. Este factor no es menor, porque de acuerdo al ámbito que se trate, su intervención debe ser factor de oportunidad para la estimulación de esas habilidades intelectuales determinadas. O adquirir nuevas o, conservar otras.

Estos factores de oportunidad, atemperan los efectos de los factores de riesgos. El educador debe conocer e identificar la complejidad de los procesos cognitivos en la vejez, aún si el aprendizaje sólo se refiera al aprendizaje de destrezas y habilidades.

Hoy sabemos que no hay un patrón uniforme de envejecimiento cognitivo, sino modalidades personales de envejecer, es decir, “vejeces”, por lo que, frente al decremento irreversible, asociado al envejecimiento biológico avanzado, con daños neurológicos, poco puede realizar el facilitador, salvo trabajar sobre aquellas capacidades cognitivas aun conservadas.

Frente a un decremento con compensación, el facilitador puede emplear mecanismos compensatorios, de manera tal, de poder conservar un adecuado nivel de funcionamiento, aunque el déficit propiamente dicho, probablemente sea difícil de revertir.

Frente al patrón de envejecimiento desuso dónde se observa una declinación del rendimiento intelectual, asociado con el desuso o falta de ejercitación, se deberán ejercitar precisamente estas destrezas. En el incremento continuo, se puede trabajar para lograr modestos incrementos en el rendimiento intelectual, para algunas habilidades.

Los educadores de adultos mayores deben trabajar para detectar aquellas capacidades y habilidades intelectuales que los ancianos utilizan, para integrarse a su entorno, promover oportunidades ambientales, estimulantes y novedosas. Ayudar a los ancianos a descubrir estrategias, actividades y capacidades personales, que les permitan compensar déficit, pérdidas y transformaciones de sus competencias.

Pero atención, siempre hay que tener en cuenta, como influye en estos entrenamientos, el estado emocional del adulto mayor y, optimizar el funcionamiento en los adultos mayores desde distintas áreas.

Si consideramos a la Escuela Genética de Piaget, podemos decir que las posibilidades de desarrollo cognitivo se conservan y aún pueden incrementarse, dónde la actividad intelectual de los sujetos envejecidos, les permite tomar conciencia de sus propios procesos mentales (desarrollo meta-cognitivo), contribuyendo al aumento de la autorregulación intelectual.

La intervención educativa en los adultos mayores, adquiere su justificación gerontológica, en el reconocimiento de la plasticidad neuronal, como un rasgo del desarrollo cognitivo. Las capacidades de estos adultos mayores pueden ser modificadas o transformadas, pudiendo desarrollar funciones meta-cognitivas, reconstruyendo su universo de significado, comprensión relativista del conocimiento y promoviendo y desarrollando formas postformales de pensamiento.

La ejercitación y estimulación cognitiva puede retrasar la aparición de trastornos de memoria y de las funciones intelectuales en personas sanas. Mediante estos programas de entrenamiento, talleres de memoria, etc., podemos trabajar estrategias compensatorias, que tengan como objetivo las dificultades existentes, en el proceso de memorización, ya sea tanto para registrar o recordar la información, almacenarla y recordarla, recuperarla o traerla al presente.

Frente a estas dificultades para registrar o recordar la información, el facilitador debe proponer actividades y experiencias que ayuden a reconocer el carácter interpretativo inherente a la función de registro o trabajarlos a partir de reconocer figuras, manchas o discriminar información contenida en una imagen.

Las estrategias son conocer y valorar las posibilidades de la memoria, atender a un estímulo por vez, interrogarse, indagar, observar detenidamente, etc.

Respecto a dificultades para almacenar o retener la información, es decir, a recordar, se requiere entonces, implementar estrategias de decodificación o ampliación de la información, mediante conocimientos previos, creación de rimas trabajando aspectos sonoros con el lenguaje, asociar palabras claves, apropiándose significativamente de la información, para luego almacenarla mediante estrategias de repetición u organización de la información elaboración de registros secuenciales, etc.

Si las dificultades son recordar la información, recuperarla o traerla al presente, entonces las estrategias tienen que favorecer la recuperación de la información, mediante la creación por parte del adulto mayor del contexto dónde la información se registró y codificó. Es decir, que pueda reconstruir ese contexto mediante la imagen mental.

Un buen educador / facilitador frente a la dificultad de recuperar la información del adulto mayor, deberá diseñar actividades que le permita a éste, buscar deliberadamente, la generación de pistas o palabras asociadas, es decir, para recordar el adulto mayor puede recurrir a notas escritas o aprender a asociar lo que se quiere con situaciones disponibles en su vida cotidiana.

A modo de ejemplo, a la hora del desayuno, realizar tal cosa. La clave pasa por generar variadas y múltiples estrategias de control de recuerdos.

Los programas de entrenamiento cognitivos, han probado su eficacia y, lo más importante, tienen muy buena recepción entre los adultos mayores, especialmente entre aquellos que apuestan, a seguir viviendo, pero no de cualquier manera, sino – y a pesar de los decrementos propios del proceso de envejecimiento -, con la mejor calidad de vida posible.

Gustavo Juan Pérez Zabatta Psicólogo Social, especializado en Gerontología.

Director CESA – Centro de Estudios Sociales Argentino.

Miembro de PEAA – Psicologías para una Erótica del Amor y del Arte y de GyMEC, Consultoría en Gerontología y Mediana Edad.»

Fuente: https://pixabay.com/es/edad-gimnasio-movimiento-deporte-1379437/
Fuente: https://pixabay.com/es/edad-gimnasio-movimiento-deporte-1379437/

Muchas gracias a Gustavo por compartir con nosotros su experiencia y sus conocimientos, ha sido en verdad una lectura muy didáctica. Esperamos seguir colaborando en el futuro!