La automedicación no es sinónimo de autocuidado

Al medicamento lo podríamos definir como un principio activo, o conjunto de ellos, que forma parte de una forma farmacéutica (comprimidos, gotas, jarabes, etc.), y que está destinado para su uso en animales o humanos, con el fin de prevenir, diagnosticar, tratar, aliviar o curar enfermedades, síntomas o estados patológicos. Es un bien creado por el hombre para mejorar su calidad de vida ypor ello, en general, se identifica medicamento con salud y casi todas las personas que padecen alguna enfermedad esperan encontrar en ellos la solución. Los fármacos han contribuido de forma notable a mejorar la salud de la población: enfermedades que hace poco eran incurables hoy tienen tratamiento; la mortalidad por cáncer o por infarto de miocardio se ha reducido gracias a los medicamentos; las vacunas han hecho disminuir la incidencia de enfermedades infantiles y la mortalidad ligada a ellas. Pero considerar sólo los efectos beneficiosos de los medicamentos es tener una visión parcial de la cuestión.

Un mal uso de los medicamentos puede tener efectos adversos

Vivimos en una sociedad que favorece la automedicación. En primer lugar, la disponibilidad de medicinas que no exigen receta médica es amplia y de fácil acceso, lo que unido a la falta de tiempo para acudir a la consulta del médico en busca de un remedio para combatir cualquier dolencia ha convertido la automedicación en un hábito común, en una costumbre. Es ya parte de la rutina tomar fármacos para animarse, para relajarse, para el dolor de cabeza, el dolor de estómago…

Pero los peligros de esta práctica son múltiples. Por ejemplo se abusa de los antibióticos para cuestiones que nada tienen que ver con sus propiedades. El resultado es el contrario al deseado, pues cuando nuestro organismo no los necesita, las bacterias se hacen resistentes y cuando posteriormente lo necesitemos será más difícil de tratar.Cosa parecida puede ocurrir con el uso indiscriminado de paracetamol, que puede además ocasionar daños importantes en el hígado si no se controla su uso y las dosis recomendadas. Incluso hay medicamentos que pueden crear dependencia o adición.

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Minimizar la práctica de la automedicación

La educación y la información son fundamentales. No debemos suplantar al médico, ni siquiera ante una pequeña infección y sin saber exactamente cuál es. Solicita información y pregunta siempre que tengas dudas.

Otra medida que puedes poner en práctica es limpiar el botiquín de casa. Seguro que muchas de las medicinas que guardas ya no son necesarias, han caducado o simplemente no sabes para que sirven. Recuerda que es muy fácil reciclar los medicamentos. Basta con que los lleves a uno de los puntos de recogida instalados en algunas farmacias.

Es cierto que ir a la farmacia o al botiquín de primeros auxilios del baño de nuestra casa, es más rápido para «aliviar» nuestros síntomas en comparación al tiempo de espera para una consulta con el médico. Sin embargo, automedicándote puede que estés generando un nuevo problema a tu organismo en lugar de solucionarlo. Más vale prevenir que curar.

 

Fuentes de información

http://www.salud180.com/salud-dia-dia/alerta-por-el-uso-incorrecto-de-medicamentos

https://www.alimentatubienestar.es/consumo-de-medicamentos/