Glaucoma, el ladrón de visón

Dicen que los ojos son el reflejo del alma. Ver, mirar y que te vean, es un regalo. Pero de repente, una palabra puede cambiarlo todo. Conocido popularmente como “presión en la vista” el glaucoma es un problema serio, al que hay que tenerle respeto. No sirve temer a una enfermedad de esta magnitud, pero sí contar con los conocimientos necesarios para evitar que se agrave el cuadro. Aprende en este artículo más sobre el glaucoma.

La presión ocular es la responsable

Se entiende por glaucoma un grupo de enfermedades oculares que se asocian fundamentalmente a un aumento de la presión del líquido del interior del ojo, y que tienen en común la lesión progresiva del nervio óptico, que transmite las señales visuales desde el ojo al cerebro, lo que no nos permite ver adecuadamente.

El deterioro del nervio ocular es irreversible y ocasiona una progresiva pérdida de la visión lateral, como si miráramos a través de un túnel. Precisamente esa pérdida de visión gradual y la ausencia de dolor, en la mayoría de los casos, provoca que la persona no sospeche. El gran problema del glaucoma es que si no se detecta a tiempo puede producir graves problemas de visión y, en un 5% de los casos, ceguera total. Una vez diagnosticada, no obstante, se puede frenar en la mayor parte de los casos.

Dicho empeoramiento  en la visión comienza por la zona periférica, mientras que la visión central (la que nos permite leer, ver la televisión, etc) se pierde ya en fases avanzadas. En la mayor parte de los glaucomas la progresión es muy lenta, al igual que ocurre con el envejecimiento; de ahí que el afectado no se dé cuenta de que ha perdido visión hasta que la enfermedad ya está en un estado avanzado.

Glaucoma 2

El ojo contiene en su interior un fluido que se renueva constantemente, pero si falla el sistema de drenaje, la presión intraocular aumenta y puede dañar el nervio óptico. Por tanto, las dos categorías principales de glaucoma son glaucoma de ángulo abierto y glaucoma de ángulo cerrado. En ambos casos hace referencia al ángulo de drenaje interno del ojo que controla la salida del fluido continuamente producido dentro del ojo. Si el fluido logra acceder al ángulo de drenaje, estamos frente a un glaucoma de tipo ángulo abierto. Si el ángulo de drenaje se encuentra bloqueado y el fluido no lo alcanza, se trata de un glaucoma de ángulo cerrado.

El diagnóstico temprano puede ser un gran aliado

Aunque puede aparecer en cualquier momento de la vida, es más frecuente a partir de los 60 años y hay varios factores de riesgo como la diabetes, la presión intraocular alta, antecedentes familiares, miopía elevada, hipertensión arterial o estar medicado con corticoides. Esta lesión es la segunda causa de ceguera en España por detrás de las cataratas.

En España tiene una incidencia alta, y se estima que en seis millones el número de personas con él o con posibilidades de padecerlo.

El diagnóstico del glaucoma se realiza mediante un estudio en el que se mide la tensión ocular, un examen del nervio óptico y, en caso de duda, se evalúa el campo visual. La detección precoz permite una mayor variedad de tratamientos que van desde la aplicación de colirios a la intervención quirúrgica.

No se pueden cerrar los ojos ante la idea de que el glaucoma y la ceguera están muy unidos, pero con la detección precoz se puede frenar su progresión y evitar así la pérdida de la vista. Porque aunque sea silenciosa, podemos callarla.

 

Fuentes de información

https://www.glaucoma.org/es/que-es-el-glaucoma.php

https://medlineplus.gov/spanish/glaucoma.html