Celebro que ya está aquí el verano y, con él, las deseadas vacaciones, una época ideal para desplazarnos a otros lugares, desconectando de nuestra rutina. Reconozco que me encanta vivir la aventura de explorar el mundo, aunque siendo una persona dependiente sé que se necesita más preparación para salir de viaje. No obstante, creo que es un momento estupendo, por ejemplo, para ir al pueblo, visitar a la familia o para conocer un lugar nuevo. Por eso, hoy me gustaría hablarte de algunas medidas y beneficios para disfrutar de un verano en familia ayudándote a garantizar la seguridad, la salud, el bienestar y el buen cuidado de tu familiar mayor en situación de dependencia.
Desde mi experiencia, a menudo la primera dificultad la encuentro en el momento de planificar unas vacaciones. Esto es debido a que no siempre es fácil saber realmente la accesibilidad de los destinos, ya que la información turística no es suficientemente clara, o directamente es inexistente.
En el caso de tener movilidad reducida como yo, mi recomendación es observar detenidamente las fotografías de la habitación adaptada, del baño (muy importante) y también de las zonas de ocio, espacios comunes, piscinas y zonas de actividades, porque a veces el hecho de disponer de habitaciones adaptadas para cumplir la ley no implica que el acceso al resto de servicios del hotel esté garantizado.
Durante el proceso de selección del hotel también es importante tener en cuenta que éste se encuentre en una zona accesible y cerca de algún transporte público adaptado (si no se lleva el vehículo propio), para evitar sorpresas cuando salgas y asegurar que puedas moverte por tu destino de vacaciones de una forma fácil. Por qué ¿de qué te sirve un hotel accesible si se encuentra en una zona de cuestas, con escaleras o adoquinada?
Así que dependiendo del tipo de movilidad que tenga la persona mayor habrá que elegir una opción u otra. Por ejemplo, los balnearios son lugares para relajarse, liberar el estrés y mejorar la circulación corporal, entre otras propiedades que pueden ser aconsejables para la tercera edad con un grado de dependencia.
Igualmente existen planes que funcionan prácticamente para todas las edades. Para los que buscan un poco de cultura, la visita a museos, mercados y actividades tradicionales del lugar, como festivales de teatro o música al aire libre e incluso una ruta en el bus turístico del lugar. En cambio, para quienes prefieran refrescarse y estar en contacto con la naturaleza, recomiendo buscar playas tranquilas que tengan una buena accesibilidad y corrientes controladas para disfrutar de paseos entre la vegetación de parques nacionales o jardines botánicos.
Claro, antes de salir de casa es fundamental revisar que nuestro mayor lleve consigo su documentación (personal y sanitaria), medicación que necesitará durante los días que estén fuera de su estancia habitual, y los dispositivos necesarios para tratar trastornos como los respiratorios. Es recomendable llevar un pequeño botiquín de emergencia para imprevistos con material para curas.
Sin duda, los cuidados de una persona dependiente son parte de nuestra rutina diaria y estar de vacaciones no debe hacer que se pueda olvidar. Si viajas con una persona mayor a tu cargo, hay que tener en cuenta las capacidades que esta persona posee y aquellas para las que necesita ayuda y adaptar las actividades de las vacaciones a sus necesidades. De esta forma la sensación de integración será completa, y lo más importante, que haya muy buena comunicación entre los familiares, que sea fluida, agradable y de entendimiento: es tiempo de disfrutar toda la familia unida.
Viajar en el caso de los mayores aporta los siguientes beneficios:
- Menos ansiedad: descubrir lugares nuevos hace que la persona mayor esté atenta en todo momento. De esta forma se olvida de sus tareas diarias y se concentra en nuevas actividades.
- Más creatividad: las personas mayores sienten una debilidad por la historia, el arte y todos los secretos que aguardan en un lugar nuevo. Aprender es una actividad que se realiza en todas las etapas de nuestra vida. La edad avanzada no impide seguir aprendiendo y nada mejor que descubrir arte para fomentar la creatividad.
- Mejor carácter: en vacaciones a todos se nos alegra el carácter. Conocer gente, nuevos lugares, dormir hasta tarde, pernoctar sin preocuparte por ir a trabajar al día siguiente, etc. Algo parecido les ocurre a las personas mayores que cambian su rutina diaria por nuevas experiencias. Además, al viajar con la familia se sienten mucho más acompañados.
- Mejor memoria: Las personas mayores también salen, al igual que toda la familia, de su mundo y se muestran receptivas para hablar y conocer nuevas personas. Del mismo modo, interactuar con ambientes físicos, sociales y culturales novedosos resulta muy útil como ayuda a personas mayores, en cuanto al fortalecimiento de su memoria se refiere.
No obstante, también hay situaciones en los que, por el elevado grado de dependencia de la persona, por una avanzada edad o simplemente por su personalidad, los viajes y los largos desplazamientos lejos de su hogar pasan a un segundo plano.
En este tipo de casos, desde Gerosol como expertos en cuidados de personas dependientes, te recomendamos contratar un servicio de asistencia domiciliaria como el nuestro, que garantice la salud y los cuidados de nuestro ser querido, ante todo en sus tareas más básicas y cotidianas como higiene, medicaciones o alimentación.
En conclusión, considero que poco a poco la sociedad va cambiando su mentalidad y comienza a comprender la necesidad que tenemos todos los seres humanos de viajar y experimentar nuevas sensaciones. Para mí, viajar enriquece, proporciona nuevos conocimientos y proporciona un beneficio a la salud emocionar. Así que, en mi opinión, ni la edad ni una discapacidad deben limitar a una persona para realizar el viaje de sus sueños o tomarse unas vacaciones para descansar.