Así traspasa las puertas de los hospitales el espíritu navideño

Luces por las calles, villancicos sonando en los comercios, árboles y belenes en las casas, niños de San Ildefonso repartiendo millones, comidas, regalos… La Navidad está a la vuelta de la esquina y todo el mundo se vuelca por celebrar su llegada, incluso allí donde la enfermedad amenaza con empañar la alegría. El espíritu navideño también invade estos días los centros sanitarios, rompiendo con la rutina de profesionales y pacientes para dar más vida donde, precisamente, más fuerzas se necesitan.

Los hospitales no cierran por Navidad, Año Nuevo o Reyes, y es por ello que tanto el personal sanitario como asociaciones y ONGs buscan la manera de hacer estos días lo más llevaderos posibles para sus pacientes en tratamiento.

Para conseguir este objetivo, el personal hace gala de su creatividad y buen humor para transformar estos espacios en lugares más acogedores, todo esto con adornos que hacen alusión a estas fechas, con ingeniosos árboles de navidad hechos de guantes quirúrgicos, instrumentos médicos o incluso algunos adornos que hacen referencia a la línea de la vida de un electrocardiograma. Lo importante es dejar libre la imaginación.

Además, muchos de ellos suelen incluir en la medida de lo posible un menú especial, siempre atendiendo a las necesidades nutricionales de cada paciente. A veces basta con un cambio en la presentación y otras con la inclusión de un plato o ingrediente diferente para hacer que ese día sea ajeno a la rutina hospitalaria. También se suele permitir la entrada de los familiares en los días clave, para comer o cenar juntos, como ocurre en la unidad de Pediatría Oncológica del Hospital La Paz, en Madrid. En Nochebuena y Nochevieja, los niños pueden cenar con sus padres en la habitación o en una sala acomodada para la ocasión. Y es que la salud emocional del niño o de las personas mayores es tan importante como el tratamiento médico.

Siguiendo con este espíritu, algunos hospitales cuentan con equipos que lo fomentan. Como muestra de ello, un año más, Gerosol se suma a la campaña “Ningún mayor sin regalos en Navidad”, iniciativa que organiza la Asociación Benéfica Geriátrica (ABG) y que tiene como objetivo paliar el aislamiento y la soledad que padecen muchas personas de edad avanzada y que puede agravarse cuando están enfermos y hospitalizados. Este año, gracias a las aportaciones de los patrocinadores y los colaboradores, entre los que nos encontramos, se repartirán más de 1.500 regalos a personas mayores que se encuentren ingresadas en hospitales de la Comunidad de Madrid.

Otro ejemplo. Un niño o una niña, desde el pupitre de su colegio escribe una carta para otro niño o niña, no sabe quién, ni dónde está, ni qué edad tiene, ni cómo se llama, pero sabe que está hospitalizado y que va a pasar las Navidades en el hospital. A su vez, ese niño o niña que está en cama, recibe la carta de su “amigo invisible” con un mensaje de esperanza, ilusión, cariño, comprensión, complicidad y apoyo. ¿No es precioso? El proyecto se llama ‘Hoy me acordé de ti’, y este año quiere ampliar el destinatario también a las personas mayores.

 

 

 

 

 

 

Tampoco debemos olvidar la encomiable labor que diversas ONGs en este ámbito. Destaca el trabajo de Los Payasos de Hospital, la Fundación Aladina o la Fundación Theodora con sus Doctores Sonrisa, que trabajan durante todo el año para acompañar, especialmente a los más pequeños, en el duro trance que puede significar pasar los días en un hospital.

Una labor fantástica que los adultos y las personas mayores también necesitan, sobre todo en Navidad. En este contexto, Cooperación Internacional cuenta con un programa de voluntariado llamado “Una Sonrisa por Navidad”.

Está claro que una sonrisa, una caricia y una buena palabra son gestos que las enfermeras tienen habitualmente con los pacientes. Gestos que en Navidad se acrecientan aún más para dar un mensaje de apoyo a enfermos y familiares, también imprescindibles para la recuperación.

No hay que olvidar que tanto los médicos como todo el personal sanitario que está en el centro los días festivos también están renunciando a pasar esos momentos cargados de tradición junto a sus seres queridos. Sin embargo, estar de guardia no significa no poder unirse a la celebración. De hecho, muchos aprovechan para compartir su alegría con los enfermos ingresados y hacer compañía a sus pacientes. Pero también cuentan con sus celebraciones particulares, viviendo la última noche del año con mucha expectación.

Todos estos gestos son un soplo de aire fresco, no solo para el paciente, que por unos momentos puede olvidar su situación, sino también para los familiares que los acompañan, a los que aporta serenidad, tranquilidad y unos instantes de descanso. Por ello, desde Gerosol, agradecemos a todas aquellas personas, médicos, enfermeras, payasos…a todos los que van a tratar de alegrar la Navidad tanto a pequeños como a mayores, por su esfuerzo y su tesón, su buena voluntad y su altruismo, en resumidas cuentas, por el gran corazón que tienen. Se trata de que ningún enfermo o familiar esté solo. Ni ahora en Navidad ni nunca, porque el “camino” acompañado se hace más llevadero.